lunes, 22 de junio de 2009

Las armas con que luchamos no son del mundo

Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas.

2ª. Corintios 10:4.

Pablo compara al cristiano con un soldado y le insta a estar completamente armado para la lucha, que tiene tanto carácter ofensivo como defensivo (Efesios 6:10-17), también aclara que la lucha no es contra seres humanos, sino contra fuerzas espirituales, malignas que dominan este mundo y se encuentran en las regiones celestiales (Efesios 6:12).

Estoy convencida que Dios ha dotado a la mujer de un don especial: la oración. Es aquí donde nosotras jugamos un papel muy importante en la guerra espiritual. Somos llamadas a luchar por nuestros hogares, a derribar fortalezas de las regiones oscuras que se desaten contra nuestros esposos e hijos. El reino por el que luchamos no es de este mundo, por lo tanto las armas de nuestra milicia no son carnales, sino espirituales.

Satanás sabe que si destruye un hogar, se desvanece también la sociedad, pero lo que no sabe es que nosotras las mujeres somos un arma poderosa cuando de luchar por el hogar se trata. ¿Cuál madre no se levanta y pelea cuando es atacado uno de sus hijitos? Si lo hacen los animales, con mayor razón, la raza humana. Una gallina no deja que le toquen sus polluelos, ni una gatita que ni siquiera le miren sus cachorros. Nosotras, tenemos que levantarnos como Débora (Jueces 5:7), a luchar no físicamente como lo hizo ella por su pueblo, sino espiritualmente a combatir por nuestro hogar.

Tenemos que cobijarnos con toda la armadura de Dios, pero en especial utilizar el arma de la oración. Cuando las mujeres oran, Satanás tiembla. La fe se fortalece, las vidas son cambiadas y el amor de Dios se manifiesta de una manera asombrosa. ¡Suceden cosas maravillosas! Nosotras hacemos lo posible y Dios se encarga de lo imposible.

Dios que nos hizo, conoce el corazón de la mujer y sabe de su ternura, de su sensibilidad y de la capacidad que tiene para dar amor. Creo que por estos atributos, es que nuestro Papito Dios, escucha tanto a las mujeres.

Entonces mujeres de Dios, no desaprovechemos este regalo y empecemos a utilizarlo en bien de nuestro hogar. ¡Manos a la obra! Si Satanás, está haciendo de las suyas en los hogares, no perdamos más tiempo, doblemos rodillas y empecemos a luchar por lo nuestro. Doblemos rodillas y cojámonos fuertemente de la oración, intercediendo por nuestros esposos e hijitos. Una gran amiga me envió un correo sobre los pajaritos, los cuales para agarrarse de las ramas fuertemente, tienen que necesariamente doblar las rodillas. ¡Qué ejemplo tan lindo y diciente! Tenemos que hacer lo mismo, doblar rodillas en oración y no soltarnos hasta que alcancemos lo anhelado.

Un abrazo y bendiciones.

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