Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros y se le darán estos nombres: Consejero Admirable, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Isaías 9:6. NVI.
Lectura: Isaías 9:1-7. Versículo del día: Isaías 9:6.
MEDITACIÓN DIARIA
El Padre permitió que su
amado Hijo viniera al mundo no solamente para darnos salvación sino la paz
verdadera; esa que sobrepasa todo entendimiento. La tierra se alegró con las
buenas noticias de su llegada. A unos humildes pastores asustados por la gloria
de Dios que los envolvió, un ángel del Señor les anunció su venida: “Pero el
ángel dijo: No tengan miedo. Miren que traigo buenas noticias que serán motivo
de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy ha nacido en la Ciudad de David un
Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: Encontrarán a un
niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Lucas 2:10-12). Ciertamente
vino al mundo humildemente como el Mesías sufriente, pero volverá y eso es lo
que estamos ansiosos esperando, para verlo venir en su gloria como el Mesías
reinante, cuyo gobierno será con justicia y no tendrá fin (v. 7 en la lectura).
Hoy conmemorando su
nacimiento recibamos con gozo esa buena noticia. Acerquémonos también en
humildad a Él y recibamos de su plenitud la gracia sobre gracia que vino a
regalarnos (Juan 1:16).
Señor Jesús: gracias por esa buena noticia que viniste a darnos. Gracias porque tu venida a este mundo tuvo un propósito muy claro: traer salvación a esta tierra que andaba en completa oscuridad. Tú que Eres la luz del mundo, te pedimos que llegues hasta el hombre caído y abatido y lo irradies con tu luz para que pueda voltear los ojos hacia Ti y recibir también tu perdón. Gracias, buen Jesús por traernos la paz, el perdón y la restauración. Gracias, muchas gracias por venir a salvar a la humanidad.
Un abrazo y bendiciones.
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