Por eso, el Señor mismo les dará una señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo y lo llamará Emanuel.
Isaías 7:14. NVI.
MEDITACIÓN DIARIA
Cuando yo era niña, una
tía muy querida me regaló un disco con un villancico que recuerdo mucho el
estribillo: ‘Sí, toquen las panderetas, ruido y más ruido porque la profecía ya
se ha cumplido’. Con el paso del tiempo y ya cristiana, he podido comprobar que
esa profecía declarada por el profeta Isaías más o menos 800 a.C., se cumplió
tal como la anunció. “Pero cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su Hijo,
nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo
la Ley, a fin de que fuéramos adoptados como hijos” (Gálatas 4:4-5).
El nacimiento del Señor
Jesús es el verdadero sentido de la Navidad. Yo les invito desde ‘Mis
Devocionales Compartidos’ que volvamos a tener el enfoque real de lo que
significó este acontecimiento. Más que un arbolito, que unas luces, aún que un
mismo pesebre, vuelve los ojos a Dios Celestial y dale gracias por haber
enviado a su Hijo al mundo solamente con el fin de rescatarnos de las garras
del enemigo. “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que
todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Mira es la oportunidad para que le digas a Jesús que tome tu vida. Te invito a
orarle así:
Gracias Señor
Jesús porque si Tú no hubieras nacido, no habría redención. Hoy entiendo Jesús
que viniste a la tierra con el propósito de salvarme. Gracias por poner tus
ojos en mí sin merecerlo. Te agradezco inmensamente y te invito para que vengas
a vivir en mi corazón. Gracias porque perdonaste todos mis pecados y Contigo
podré gozar de una vida eterna a tu lado. ¡Te alabo y adoro Jesús!
Un abrazo y bendiciones.
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