¿No ardía nuestro corazón mientras conversaba con nosotros en el camino y nos explicaba las Escrituras?
Lucas 24:32. NVI.
Lectura: Lucas
24:13-35. Versículo del día: Lucas 24:32.
MEDITACIÓN DIARIA
No sé todavía la
verdadera razón por la que me apasiona tanto este pasaje de la Biblia. Recién
llegamos aquí a Broward por el balcón de nuestro apartamento que da hacia el
campo de golf, se divisaba un arbolito qué lo asemejaba al Señor; era derechito y las ramas de arriba estaban cortadas como en una especie de aureola y le puse el nombre: 'Jesús camino a Emaús'. Ahora, lo triste es que después de
la pandemia el campo está muy descuidado y otros árboles taparon al que tanto
quiero. Pero bueno; el pasaje nos habla de dos de los discípulos que después de
la resurrección de Jesús, iban hacia Emaús y el Señor se les apareció para
hablar con ellos, aunque solo fue hasta más tarde en la cena que lo
reconocieron. Por eso mismo dicen: “¿No ardía nuestro corazón mientras
conversaba con nosotros en el camino y nos explicaba las Escrituras?”. ¡Qué
lindo encuentro! Es el mismo Señor quien los busca; no solamente para recordarles
las Escrituras sino también para consolarlos.
El camino que recorremos
como cristianos a veces se torna difícil y caluroso; otras veces helado y
álgido. Sin embargo, nuestro Maestro va al lado nuestro para llevarnos de su
mano, despejar nuestras dudas y sentir su abrazo. No dudes en dejarte arrastrar
por ese camino; Él te mostrará cuánto te ama y entenderás que una cosa es saber
de Jesús, pero otra muy diferente llegar a conocerlo. No dejes que tus ojos
sigan velados para verlo de cerca y experimentar ese amor que te ofrece a
cambio de nada. Tú que estás sufriendo: ¡Encuéntrate con el Señor! ¡Déjate
abrazar por Jesús!
Señor Jesús: hay
tanto dolor en estos caminos andados que aun mi corazón también llora por todos
los que sufren. Mi Señor hay terrenos álgidos con situaciones críticas respecto
a la salud. Mira los corazones y las vidas de incluso tanto joven con
enfermedades como el cáncer. Tú que Eres la Resurrección y la Vida, humildemente
te pedimos que pongas tu mano sanadora en estos cuerpos. Gracias buen Señor
porque acatamos tu santa voluntad sabiendo que Eres Soberano y sabes
exactamente lo mejor para la vida de cada uno. Ve hacia ellos, así como lo hiciste
con estos discípulos y llénalos de tu paz, de tu gozo y de la confianza plena
de que son especiales para Ti y los sostienes bajo tus brazos. Muchas gracias
mi Señor y Dios. ¡Te amo fuerza mía, mi apoyo incondicional Eres Tú!
Un abrazo y bendiciones.
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