¡Alabado sea el Señor! Daré gracias al Señor con todo mi corazón al reunirme con su pueblo justo.
Salmo 111:1. NTV.
Lectura: Salmo 111:1-10. Versículo del día: Salmo 111:1.
MEDITACIÓN DIARIA
En verdad, personalmente
sí le doy gracias al Señor con todo mi corazón cada vez que me reúno con los de
mi Iglesia. Aparte de la predicación correspondiente, añoro ese rato de
compañerismo y alegría que me infunden nuevas fuerzas y me hacen sentir amada,
comprendida y apreciada. El amor que mis pastores ponen al cafecito que
deleitamos, al pasabocas o almuerzo en ocasiones me llenan completamente. “¡Qué
asombrosas son las obras del Señor! Todos los que se deleitan en él deberían
considerarlas” (v. 2).
Sí, le doy gracias al
Señor porque mi Iglesia lejos de ser una mega-Iglesia es tal vez una mini-Iglesia,
pero con mega amor. Y definitivamente a eso es a lo que el Señor nos ha llamado
en su Evangelio; ese es el nuevo mandamiento de Cristo el Señor: “Así que ahora
les doy un nuevo mandamiento: ámense unos a otros. Tal como yo los he amado,
ustedes deben amarse unos a otros” (Juan 13:34 NTV). Creo que, si entendiéramos
que la base del cristianismo es el amor, todo sería más fácil de solucionar. Como
lección podemos repasar 1 Corintios 13, que es el amor que Dios desea que ofrezcamos.
Amado Señor Jesús:
gracias porque es el amor Tuyo que brota en los corazones de los que nos
reunimos cada domingo para aprender de Ti y para deleitarnos fraternalmente.
Gracias porque es tu Santo Espíritu llenando de gozo y paz el recinto donde nos
congregamos. Esa camaradería genera confianza, respeto, consuelo y fortaleza.
Tú nos haces recordar tus maravillosas obras y la gracia y misericordia que has
tenido con cada uno de los Tuyos. Mi oración Señor, es que esta tu Iglesia, tu
manada pequeña, se mantenga siempre en esa unidad. ¡Alabado seas por siempre
Rey de reyes y Señor de señores!
Un abrazo y bendiciones.
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