martes, 17 de septiembre de 2019

Tus planes siempre son fieles y seguros

Señor, tú eres mi Dios; te exaltaré y alabaré tu nombre porque has hecho maravillas. Desde tiempos antiguos tus planes son fieles y seguros. 
Isaías 25:1. NVI.

Lectura: Isaías 25:1-12.  Versículo del día: Isaías 25:1.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor nunca cambia; su amor es inmutable. Hizo, hace y seguirá haciendo maravillas para demostrar no solo que es Dios, sino para demostrar su fidelidad. Nuestro buen Dios tiene los mejores planes para nosotros, así seamos tercos y creamos lo contrario: “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11). No sé por qué a veces dudamos de su amor; por qué nos dejamos enfrascar en situaciones pequeñas que sin querer las vamos volviendo grandes y tormentosas, si el eterno amor del Señor jamás se acaba. Si Él sabe mejor que nosotros por donde dirigirnos ¿por qué no le creemos y descansamos en sus promesas? Cuando estoy confundida y no le encuentro salida a mis preocupaciones, solo me basta con recordar o mejor es el mismo Señor que me recuerda y recalca que sus planes son fieles y seguros. Es que somos tan olvidadizos que pronto borramos las grandes maravillas que ha realizado en nuestras vidas. ¡Las maravillas en la mía!
Así que, si aún ves que los planes de Dios no encajan contigo o no les encuentras sentido, recuerda que Él jamás te va a defraudar; seguirá siendo fiel y bueno. No temas, continúa a su lado. También levantarás tu voz para aclamar en aquel día: “¡Sí, este es nuestro Dios; ¡en él confiamos, y él nos salvó! ¡Este es el Señor, en él hemos confiado; regocijémonos y alegrémonos en su salvación!” (v. 9).

Amado Señor Jesús: Tú Eres Fiel e inmensamente bueno. Gracias porque a pesar de no ser lo que deseas que seamos y a pesar de olvidarnos de Ti, Tú sigues siendo el mismo. Nunca cambias y nunca cambiarás. Gracias por tanto amor derramado y tanta lealtad hacia nosotros. Perdona Señor nuestra incredulidad y enséñanos a regocijarnos en tus promesas y en tus planes así no los entendamos. ¡Toda la gloria es para Ti buen Dios y Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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