Porque confiar en la juventud y en la flor de la vida es un absurdo.
Eclesiastés 11:10b. NVI.
Lectura: Eclesiastés
11:9-10. Versículo del día: Eclesiastés
11:10b.
MEDITACIÓN DIARIA
Básicamente estos dos versículos
de la pequeña lectura nos dicen que se disfrute la juventud que es una época
muy hermosa; que se haga todo lo que se quiera hacer; todo lo que vean los ojos
y el corazón desee, pero sin olvidar que de todo tendremos que darle cuenta a
Dios. Aun así, ni los mejores días de la juventud tienen sentido si no tenemos a Dios con nosotros; es un absurdo
o simplemente vanidad.
Creo que las mujeres en
mi concepto, somos más dadas a preocuparnos por nuestros cuerpos. Sí lo debemos
cuidar, pero sin tenerlo como un ‘dios’; muy bien nos lo hace saber el acróstico
a la mujer ejemplar de Salomón: “Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la
mujer que teme al Señor es digna de alabanza” (Proverbios 31:30). La juventud,
la belleza y el encanto pasaran; pero el temor al Señor, si se ha sembrado en
terreno fértil, siempre dará los frutos necesarios y especiales para llenarnos
en todo tiempo. Pongamos nuestra confianza en el Dios que nos renueva las
fuerzas cada día y nos alegra con su amor. Si en verdad le tememos, Él se
encargará de devolvernos el vigor y resplandor de la juventud.
Señor Jesús:
gracias por conocerte y experimentar Contigo el gozo en cada nuevo amanecer.
Gracias porque confiando en Ti no importa la fase que estemos viviendo, será placentera.
Tendremos renovadas las fuerzas y volaremos alto sin cansarnos. Tú colmas de
bienes los años para que nuestra juventud se renueve en cada etapa como el águila ¡Gracias
bendito Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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