Porque este hijo mío estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado. Así que empezaron a hacer fiesta.
Lucas 15:24. NVI.
Lectura: Lucas 15:11-32. Versículo
del día: Lucas 15:24.
MEDITACIÓN DIARIA
Esta es la parábola del Hijo perdido en donde Dios nos muestra la grandeza
de su amor y misericordia por nosotros. Y este es el amor que Él está dispuesto
a ofrecer a todo el que se haya alejado y quiera volver. Quizá muchos pensarán:
‘bueno, yo no me he separado de Dios’. Déjame decirte que sigues en la iglesia
y en todas sus actividades, pero tu corazón está lejos de Él. O tal vez, la
culpa te acecha y eres consciente de tu silencio y retiro.
No importa la razón por la cual estemos alejados del Señor; lo hermoso es
que es el mismo Señor quien vela cada día, esperando el momento de vernos
regresar y tenernos nuevamente entre los suyos. Es nuestro buen Padre que feliz
dice: “¡Pronto! Traigan la mejor ropa para vestirlo. Pónganle también un anillo
en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero más gordo y mátenlo para
celebrar un banquete” (vv. 22-23). No nos alcanzamos a imaginar el gozo de
nuestro Señor cuando nos arrepentimos y volvemos hacia Él. No lo dudes más, ¡Tu
Padre espera por ti!
Señor amado: bien sabemos que somos débiles y caemos con
frecuencia. Tu gracia siempre está lista para recibirnos de nuevo y levantarnos
con las mejores ropas para continuar. Gracias Señor por tu compasión hacia nosotros.
No merecemos tanto amor cuando ni siquiera te tenemos en cuenta al dejarnos
llevar por las vicisitudes de la vida y caemos alejándonos cada día más de tu
lado. ¡Gracias mi Señor por tanto amor derramado!
Un abrazo y bendiciones.
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