¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! ¡Son más dulces que la miel a mi boca!
Salmo 119:103. NVI.
Lectura: Salmo 119:97-104. Versículo del día: Salmo 119:103.
MEDITACIÓN DIARIA
Cuando nos enamoramos del Señor, amamos su Palabra y
la tomamos como el más exquisito dulce que degustamos y saboreamos con placer. “Son
más deseables que el oro, más que mucho oro refinado; son más dulces que la
miel, la miel que destila del panal” (Salmo 19:10). No es una carga; es querer
cada día saber más de Él. Por eso es que la relación del Señor Jesucristo con
su Iglesia, se asemeja a la del amado con su amada (matrimonio). Cada uno de
nosotros hacemos parte de esa Iglesia suya. El Señor nos dio todo su amor y de
ese mismo modo desea que actuemos: con amor. Cuando el Señor vuelva, llevará a
su novia para celebrar con Él las ‘bodas del Cordero’: “¡Alegrémonos y
regocijémonos y démosle gloria! Ya ha llegado el día de las bodas del Cordero. Su novia se ha preparado, y se le ha concedido
vestirse de lino fino, limpio y resplandeciente” (Apocalipsis 19:7-8).
Yo te invito para que la relación que empezaste cuando
lo recibiste en tu vida, como Señor y Salvador, cada día se acreciente más,
para que puedas amarlo como lo merece, y como la novia que eres del mejor Novio
que se nos presenta.
Amado Jesús: Tu Palabra es el deleite que nos dejaste
para enamorarnos y estar preparados para el día de las bodas. Eres la razón de
nuestro existir; sin Ti ya no podríamos vivir. Deseamos amarte con el amor que
el corazón humano consigue dar. Sabemos que no es comparable al Tuyo, pero acéptalo
Señor como lo mejor que tenemos para ofrecerte. En este mundo convulsionado tu
novia escogida anhela que vengas pronto a llevarnos Contigo. ¡Ven pronto Señor
Jesús, te esperamos con ansiedad de corazón!
Un abrazo y bendiciones.
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