El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a pregonar el año del favor del Señor.
Lucas 4:18-19. NVI.
Lectura: Lucas 4:18-19. Versículo del día: Lucas 4:18-19.
MEDITACIÓN DIARIA
Al comienzo de su ministerio El Señor Jesús pasa a la
sinagoga de Nazaret un sábado, y hace la lectura recordándoles las palabras
proféticas de Isaías 61:18. Como lo miraban con mucha atención Él les dijo: “Hoy
se cumple esta Escritura en presencia de ustedes” (v. 21). Todos en la Sinagoga
estaban encantados de escucharle. Pero cuando les habló de los tiempos de Elías
que, habiendo hambre en toda la tierra, no fue a buscar ninguna viuda de allí
sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón (1 Reyes 17:13-16). Y que igual
sucedió con Eliseo; habiendo tantos enfermos en Isael de lepra, él fue enviado
a sanar a Naamán un oficial del ejército sirio (2 Reyes 5:13-14). Para nada les
gustó a los de la sinagoga escuchar estas palabras. Por eso dice la Escritura: “Vino
a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron” (Juan 1:11). Los de su
pueblo lo rechazaron. Entonces, las Buenas Nuevas llegaron a nosotros que somos
las ramas prendidas en la raíz del olivo y participamos de su savia nutritiva (Romanos
11:17-18). Por lo visto, los de la sinagoga fueron parte de las ramas
desgajadas de las que habla Pablo en la Carta a Romanos.
Aprovechemos como ramas injertadas las Buenas Nuevas
que el Señor Jesús nos trae: Él es salvación, sanidad, libertad. Todo lo que
nos ofrece es gratuito. Cuando nos dan un regalo, nunca decimos ‘no’; al
contrario, lo recibimos, nos alegramos y agradecemos a la persona que nos lo
obsequia. Las Buenas Nuevas son para todos. Este regalo de Jesús es el mejor de
los mejores. No lo deseches.
Amado Señor Jesús: muchas gracias por permitirnos
conocerte y disfrutar de todo lo que Eres, de todo lo que ofreces. Oramos
porque estas Buenas Nuevas puedan llegar a tantos que andan abatidos,
atribulados, encarcelados en su propio ego. Señor permítenos ser útiles en tu
obra. Utilízanos y danos el denuedo para compartir lo que ya has hecho con cada
uno de nosotros. Gracias bendito Jesús. Te alabamos y te honramos.
Un abrazo y bendiciones.
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