Si tu ley no fuera mi regocijo, la aflicción habría acabado conmigo.
Salmo 119:92. NVI.
Lectura: Salmo 119:89-96. Versículo del día: Salmo 119:92
MEDITACIÓN DIARIA
¡Cuánta verdad encierra esta Palabra de Dios! Hay que
entender que, por medio de Cristo Jesús, la ley del Espíritu que da vida, nos
ha liberado de la ley del pecado y de la muerte (Romanos 8:2). Así es. Miremos
lo que nos dice Pablo en ese mismo capítulo 8: “La mentalidad pecaminosa es
muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz”
(Romanos 8:6).
Lo anterior para que comprendamos que la ley del
Espíritu es la que nos da vida y paz. El martes de esta semana nuestra hijita
que vive en Medellín estaba muy conmocionada porque una joven de 18 años, se
suicidó botándose del último piso de la Unidad en donde vive. Ella me llamó y me
preguntaba: ¿mami, por qué lo hizo? Hoy tengo la respuesta: muy seguramente la
dominaba la ley del pecado y de la muerte. Muy diferente a nosotros que
poseemos la ley del Espíritu por medio de Cristo Jesús, y como dice el
versículo del día: “Si tu ley no fuera mi regocijo, la aflicción habría acabado
conmigo”. No podemos librarnos de las aflicciones, estas vendrán y nos
abrumarán. El Señor Jesús dijo que aquí tendríamos aflicciones, pero que nos
animáramos porque Él venció los poderes que gobiernan este mundo (Juan 16:33).
Las Buenas Nuevas del Evangelio de Jesús están por encima de nuestra aflicción
y nos producen vida y paz. ¡Gloria al Señor!
Amado Señor Jesús: muchas gracias porque nos has
dejado a tu Santo Espíritu para que podamos regocijarnos con Él por la vida y
la paz que nos ofrece. Precioso Espíritu de Dios, abre nuestro entendimiento y
permítenos discernir entre la ley de la vida que Tú nos brindas y la ley del
pecado que lleve a la muerte y destrucción. Gracias Papito Dios por tu Palabra
que es verdad. ¡Preciosa Trinidad te adoramos y te loamos! ¡Te damos toda la
Honra y la Gloria que mereces por siempre y para siempre!
Un abrazo y bendiciones.
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