Luego volvió a sus discípulos y los encontró dormidos. Simón —le dijo a Pedro—, ¿estás dormido? ¿No pudiste mantenerte despierto ni una hora?
Marcos 14:37. NVI.
Lectura: Marcos 14:32-65. Versículo del día: Marcos 14:37.
MEDITACIÓN DIARIA
En la agonía del Señor Jesús presumo que sus discípulos
no entendían lo que en realidad estaba pasando. Quizá estaban muy cansados y el
sueño los vencía; pero supongo lo duro que debió ser para el Señor, ya que eran
los momentos cruciales donde más necesitaba el apoyo, la compañía y la comprensión
de ellos; se creería que poco o nada les interesaba su sufrimiento. Definitivamente
Él pasó solo toda su agonía “Pero el Señor quiso quebrantarlo y hacerlo sufrir”
(Isaías 43:10).
Más tarde en el arresto, el sumo sacerdote lo
interroga sobre las acusaciones que se le hacían: “¿No tienes nada que
contestar? ¿Qué significan estas denuncias en tu contra? Pero Jesús se quedó
callado y no contestó nada” (vv. 60-61 en la lectura). Exactamente lo escrito quinientos
años atrás por el profeta: “Maltratado y humillado, ni siquiera abrió su boca;
como cordero, fue llevado al matadero; como oveja, enmudeció ante su
trasquilador; y ni siquiera abrió su boca” (Isaías 53:7). Esto fue solamente el
principio de dolores de nuestro Amado Jesús. Lo que siguió después fue más
cruento todavía: corona de espinas, latigazos, burlas, humillaciones, cargar
una pesada cruz, ser clavado en ella, estar sediento y ser traspasado con
espada.
El hombre actualmente es más indiferente hacia el
Salvador de la humanidad. Presume de ser único y poderoso sin darse cuenta que
aquí solamente está de paso y que, para llegar al otro lado necesita de Jesús
el Salvador. Oro para que tú lo entiendas y lo aceptes en tu vida, como el
Señor y Salvador que es. Si te parece, te invito a orar así:
Señor Jesús: entiendo tu obra redentora en la cruz por
mí. Entiendo tu soledad, tu sufrimiento, tu pasión y muerte sin haber cometido
la menor falta. Toma mi vida; perdona mis pecados. Gracias porque todo lo sufriste
por mí, solamente con el deseo de que yo pudiera reconciliarme con Dios e ir a
gozar más tarde la vida eterna a tu lado. Muchas gracias por tanto amor derramado
sin siquiera merecerlo.
Un abrazo y bendiciones.
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