martes, 22 de enero de 2019

Conviértenos en mensajeros tuyos


Entonces oí la voz del Señor que decía: —¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? Y respondí: —Aquí estoy. ¡Envíame a mí! 
Isaías 6:8. NVI.

Lectura: Isaías 6:1-13. Isaías 6:8.

MEDITACIÓN DIARIA

Si escucharas audible la voz del Señor preguntando: ¿A quién enviaré? Estarías dispuesto a contestar: ¡Envíame a mí! Hay que entender que Dios no requiere que seamos perfectos porque nunca lo seremos; pero sí desea nuestra disposición de corazón, porque al fin de cuentas es Él quien va adelante abriéndonos camino.
Miremos la necesidad que tiene el hombre de Dios. El mundo está en un caos y él por sí solo no lo puede resolver. Hay maldad, injusticia, inmoralidad, depresión, soledad, mentira y engaño por doquier. Nosotros ahora gracias a Dios conocemos la verdad que es Jesucristo y por Él ya hemos sido justificados ante el Padre; pero los demás, los que están afuera: ¿a ellos quien les hablará? “Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique? ¿Y quién predicará sin ser enviado? Así está escrito: ¡Qué hermoso es recibir al mensajero que trae buenas nuevas!” (Romanos 10:14-15).
Mi deseo y oración es porque tú y yo nos convirtamos en mensajeros de las buenas nuevas de salvación.

Señor Jesús: Enséñanos a cumplir fielmente el mandato de ir a predicar el Evangelio con las buenas noticias de que Eres el Salvador del mundo. Señor, hay tanta hambre y sed de justicia que solamente Tú puedes saciar al menesteroso. El hombre está vacío y no tiene cómo vencer; solamente Tú puedes llenarlo con palabras de amor y de vida eterna para ofrecer. Haz de nosotros, mensajeros fieles y prestos a hablar con denuedo la misericordia Tuya para el hombre pecador. Gracias, muchas gracias mi Señor.

Un abrazo y bendiciones.

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