lunes, 7 de enero de 2019

La unidad nos dará la victoria

Durante todo el tiempo que ha pasado, hasta este mismo día, ustedes no han abandonado a sus hermanos los israelitas. Más bien, han cumplido todos los mandatos del Señor. 
Josué 22:3. NVI.

Lectura: Josué 22:1-34.  Versículo del día: Josué 22:3.

MEDITACIÓN DIARIA

Los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés, que tenían su territorio al lado oriental del río Jordán, volvieron a sus tierras puesto que ya habían cumplido con lo ordenado por Moisés (Números 32), y obedecido a Josué en cada mandato dado. Los hombres de guerra cruzaron el río solamente con la misión de ayudar a sus hermanos a conquistar sus territorios (Josué 4:12); ya era hora de volver a lo suyo.
El pueblo de Israel era un pueblo unido y dispuesto a conquistar la tierra prometida. Su unidad fue básica para la victoria. Así que las tribus que ya poseían su territorio fueron obedientes en lo ordenado por el Señor a través de Moisés y ahora Josué. “Cuando llegaron a Guelilot, a orillas del río Jordán, todavía en territorio cananeo, las dos tribus y media construyeron un enorme altar” (v. 10). Con esta construcción las otras tribus pensaron que iban a desobedecer al Señor y ofrecer sacrificios allí, por lo que respondieron que era para recordar a las generaciones futuras que ellos también podían servir al Señor y ofrecerle sacrificios en su santuario sin que las tribus del otro lado les recriminara. “Y los rubenitas y los gaditas le dieron al altar el nombre de ‘Testimonio’, porque dijeron: ‘Entre nosotros servirá de testimonio de que el Señor es Dios” (v. 34).
“¡Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos convivan en armonía!” (Salmo 133:1). Una lección para aprender, porque la unidad, la armonía y el compartir que se viva en la iglesia, contagiará a otros que desearán buscar a Dios. Vivimos en un mundo de mucha soledad. El hombre fue creado para vivir en comunidad. Nuestras iglesias deben ser esos recintos donde se encuentre la fraternidad y el amor para ofrecer.

Amado Señor: haznos personas que sepamos dar de lo mucho que Tú nos has regalado. Que sepamos vivir en armonía y paz teniendo la unión como bandera del amor que nos ofreciste un día. Rogamos porque nosotros seamos la semilla regada en nuestras congregaciones y que esta unidad sea el testimonio para que el hombre abatido, solo y triste encuentre allí el calor humano alrededor de tu amor derramado. Gracias, infinitas gracias buen Señor.

Un abrazo y bendiciones.

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