viernes, 11 de enero de 2019

¡En aquel día solo el Señor será exaltado!


Los hombres se meterán en las cuevas de las rocas, y en las grietas del suelo, ante el terror del Señor y el esplendor de su majestad, cuando él se levante para hacer temblar la tierra. Isaías 2:19. NVI.

Lectura: Isaías 2:6-22.  Versículo del día: Isaías 2:19.

MEDITACIÓN DIARIA                                                                           

Profecía para los últimos tiempos, cuando el hombre se dé cuenta que su poder, su riqueza y sus talentos no sirven; pues nada de esto se llevará al morir o cuando el Señor se manifieste. Bien dice en la lectura que cuando llegue el día del Señor: “Los ojos del altivo serán humillados y la arrogancia humana será doblegada. ¡En aquel día solo el Señor será exaltado! Un día vendrá el Señor Todopoderoso contra todos los orgullosos y arrogantes, contra todos los altaneros, para humillarlos” (vv. 11-12). “La altivez del hombre será abatida, y la arrogancia humana será humillada. En aquel día solo el Señor será exaltado, y los ídolos desaparecerán por completo” (vv. 17-18). Ahí es cuando los inconversos, los ateos y aun los cristianos mediocres se preguntarán: ¿qué paso con mi riqueza? ¿Con mi posición en el alto cargo que me encontraba? ¿Qué pasó con mis carros, mis yates y aviones privados? Será un tiempo de dolor, de tragedia y de confusión.
Es hora de voltear los ojos al Dios Todopoderoso para que deje de creer que el hombre es invencible. No hay tal cosa; bien dice aquí: “¡En aquel día solo el Señor será exaltado!”. Lo que el hombre ha hecho o construido será derribado. Por eso afirma el Señor: “¡Dejen de confiar en el hombre, que es muy poco lo que vale! ¡Su vida es un soplo nada más!” (v. 22).

Amado Señor: ¡cuánto se nos olvida de dónde venimos y quien es nuestro Creador! Bendito Dios permite que los que no te conocen reconozcan tu grandeza y poder. Que todo ser especialmente familiar o conocido se examine, se dé cuenta de su error y voltee los ojos hacia Ti, que Eres el autor de la vida y de la fe para salvación. Gracias por tu Palabra que es verdad. Creemos en ella y la proclamamos anunciando al mundo un arrepentimiento genuino. ¡Te alabamos y adoramos Grandioso Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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