Los hombres se meterán en las cuevas de las rocas, y en las grietas del suelo, ante el terror del Señor y el esplendor de su majestad, cuando él se levante para hacer temblar la tierra. Isaías 2:19. NVI.
Lectura: Isaías 2:6-22. Versículo del día: Isaías 2:19.
MEDITACIÓN DIARIA
Profecía para los últimos tiempos, cuando el hombre se
dé cuenta que su poder, su riqueza y sus talentos no sirven; pues nada de esto
se llevará al morir o cuando el Señor se manifieste. Bien dice en la lectura que
cuando llegue el día del Señor: “Los ojos del altivo serán humillados y la
arrogancia humana será doblegada. ¡En aquel día solo el Señor será exaltado! Un
día vendrá el Señor Todopoderoso contra todos los orgullosos y arrogantes, contra
todos los altaneros, para humillarlos” (vv. 11-12). “La altivez del hombre será
abatida, y la arrogancia humana será humillada. En aquel día solo el Señor será
exaltado, y los ídolos desaparecerán por completo” (vv. 17-18). Ahí es cuando
los inconversos, los ateos y aun los cristianos mediocres se preguntarán: ¿qué
paso con mi riqueza? ¿Con mi posición en el alto cargo que me encontraba? ¿Qué
pasó con mis carros, mis yates y aviones privados? Será un tiempo de dolor, de
tragedia y de confusión.
Es hora de voltear los ojos al Dios Todopoderoso para
que deje de creer que el hombre es invencible. No hay tal cosa; bien dice aquí:
“¡En aquel día solo el Señor será exaltado!”. Lo que el hombre ha hecho o construido
será derribado. Por eso afirma el Señor: “¡Dejen de confiar en el hombre, que
es muy poco lo que vale! ¡Su vida es un soplo nada más!” (v. 22).
Amado Señor: ¡cuánto se nos olvida de dónde venimos y
quien es nuestro Creador! Bendito Dios permite que los que no te conocen
reconozcan tu grandeza y poder. Que todo ser especialmente familiar o conocido
se examine, se dé cuenta de su error y voltee los ojos hacia Ti, que Eres el
autor de la vida y de la fe para salvación. Gracias por tu Palabra que es
verdad. Creemos en ella y la proclamamos anunciando al mundo un arrepentimiento
genuino. ¡Te alabamos y adoramos Grandioso Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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