Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por
muchos —les dijo—.
Marcos 14:24. NVI
Lectura: Marcos 14:12-26.
MEDITACIÓN DIARIA
Jesús celebrando la pascua con sus discípulos, primero
partió el pan, lo bendijo y lo dio diciéndoles: “Tomen; esto es mi cuerpo” (v.
22). Luego tomó la copa del vino, dio gracias y se la dio a ellos. “Esto es mi
sangre del pacto, que es derramada por muchos —les dijo—”.
La sangre de Jesús no fue derramada porque sí; con esa
sangre nos reconcilió con Dios perdonando nuestros pecados: “En El tenemos
redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas
de su gracia” (Efesios 1:7). De ahí que es tan importante la Cena del Señor en
los Cultos de la Iglesia, porque es recordar el sacrificio de Jesús en la cruz:
“Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; hagan esto, cada vez que beban de
ella, en memoria de mí” (1 Corintios 11:25). Jesús, el mediador del nuevo pacto
(Hebreos 12:24), quiere que nos acerquemos a Dios. Nadie puede decir que no es
pecador; todos somos pecadores y por consiguiente destituidos de la gloria de
Dios (Romanos 3:23). “Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que
cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Y ahora que hemos
sido justificados por su sangre, ¡con cuánta más razón, por medio de él,
seremos salvados del castigo de Dios!”. Solamente por su sangre ahora somos
justificados.
Si su preciosa sangre nos justifica ante Dios, ¿por
qué no aceptar su obra redentora en la cruz? Te invito a que le digas a Jesús
que aceptas lo que hizo por ti. Oremos:
Señor Jesucristo: te necesito; acepto que tu sangre
derramada es el nuevo pacto que me permite ser justificado ante Dios Padre y te
recibo en mi vida como mi Señor y Salvador. Perdona mis pecados y hazme la
persona que deseas que yo sea. Gracias por perdonarme y limpiarme. En tu Nombre
Jesús, amén.
Un abrazo y bendiciones.
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