Luego le dijo a José: ―Puesto que Dios te ha revelado todo esto, no hay nadie más competente y sabio que tú. Quedarás a cargo de mi palacio, y todo mi pueblo cumplirá tus órdenes. Solo yo tendré más autoridad que tú, porque soy el rey.
Génesis 41:39-40 NVI.
Lectura: Génesis 41:1-40. Versículos del día: Génesis 41:39-40.
MEDITACIÓN DIARIA
Estas fueron las palabras del Faraón a José el hijo de
Jacob, después de que José le interpretara los sueños que tuvo. José era un
joven justo y temeroso de Dios; sin embargo, por la envidia y el egoísmo de sus
hermanos fue vendido a unos mercaderes que iban para Egipto y allí, ellos lo vendieron
a Potifar capitán de la guardia del faraón. Resultó en la cárcel por no haber
accedido a las peticiones de la esposa de Potifar quien lo acusó injustamente (relato
capítulos anteriores). En la cárcel conoció al copero y panadero del rey, a
quienes les interpretó los sueños y tal cual sucedieron. A pesar de haberle
encomendado al copero hablarle al faraón sobre él, no lo hizo hasta cuando el
faraón necesitó que le interpretaran los sueños. (vv.9-13).
Empieza el capítulo diciendo: “Dos años más tarde, el
faraón tuvo un sueño”. Esto para que nos demos cuenta del tiempo que tuvo José
que esperar para reivindicarse y salir exitoso. Una vez más los tiempos de Dios
no son los nuestros. Y eso que no nos dice claramente la Escritura cuánto fue
el tiempo esperado; pero si tenemos en cuenta desde cuando él soñaba que sus
hermanos le rendían pleitesía, creo que pasaron varios años.
De aquí en adelante la historia de José empieza a
cambiar: ya no es el vendido, el esclavo, el presidiario ni el don nadie porque
Dios estaba con él y lo llevaba hacia caminos de éxito. Si Dios aún no ha
contestado esa oración que le hiciste con tanta fe, no te desanimes; continúa. Él
está presente en tu vida así no lo percibas, No desmayes ni tengas miedo:
insiste en la oración, persiste con la acción y no dejes de orar; eso es
resistir. José supo esperar en Dios; ¡hazlo tú también!
Amado Señor: hoy te ruego por la necesidad de mi
hermano(a), quien ha creído y confiado plenamente en Ti. Hazle ver Señor que
sus tiempos no son los tuyos, como tampoco sus pensamientos y sus planes. Gracias
bendito Señor por escuchar mi oración. Amén.
Un abrazo y bendiciones.
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