Tributen al Señor la gloria que merece su nombre; póstrense ante el Señor en su santuario majestuoso.
Salmo 29:2.
Lectura: Salmo 29:1-11. Versículo del día: Salmo 29:2.
MEDITACIÓN DIARIA
Este Salmo nos enseña que el Señor merece no solamente
la adoración de los humanos sino también la de toda su creación: los seres
celestiales, las aguas impetuosas, los árboles, desiertos y bosques (vv. 3-11).
Todos ellos tienen que tributar gloria al Señor.
“La voz del Señor está sobre las aguas; resuena el
trueno del Dios de la gloria; el Señor está sobre las aguas impetuosas” (v. 3).
Si observamos las tormentas tropicales y los vientos huracanados podemos darnos
cuenta del poder del Altísimo. Puede ser escalofriante pero no por eso logramos
dejar de lado la potestad y la soberanía de Dios. “La voz del Señor retuerce
los robles y deja desnudos los bosques; en su templo todos gritan: «¡Gloria!»”
(v. 9). Así es en un huracán: los vientos son tales que las palmas se retuercen
como diciendo ‘aquí está mi Dios y me someto a Él’. Esta misma fuerza de la
naturaleza proclama su Nombre.
Bendito Señor: Al contemplar cielos, tierra, mar y
toda tu creación, y saber que ellos se someten a Ti y te rinden honor, nos
sentimos como humanos avergonzados porque ellos, sin tener el conocimiento que
nosotros poseemos te saben alabar y adorar como al Dios Majestuoso que eres.
Enséñanos Señor a rendirte culto de adoración como lo mereces. ¡Eres el único digno
de recibir todo honor, gloria y poder porque no hay otro Dios igual! ¡Te
adoramos Señor!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario