Que el Dios en cuya presencia caminaron mis padres, Abraham e Isaac, el Dios que me ha guiado desde el día en que nací hasta hoy, el ángel que me ha rescatado de todo mal, bendiga a estos jóvenes.
Génesis 48:15-16a.
Lectura: Génesis 48:1-22. Versículos del día: Génesis 48:15-16a.
MEDITACIÓN DIARIA
Israel quien es el mismo Jacob, cuando ya se
encontraba en Egipto, antes de morir quiso que José, su amado hijo le llevara a
Efraín y Manasés a quienes consideró como sus propios hijos y luego procedió a bendecirlos.
Esta costumbre de la antigüedad, es la que debemos imitar
y la que hará que nuestros hijos busquen a Dios y le sigan. Recordemos que los
padres son instrumentos en las manos del Señor para ministrar a los hijos e
irlos formando en el crecimiento de la verdad. Por tanto, no despreciemos esta misión:
todo padre puede orar por sus hijos bendiciéndolos desde temprana edad. La
bendición se convierte en un mensaje de Dios, lleno de su amor y propósito en
cada uno de ellos. Tengamos presente también actitudes y palabras porque todo
lo que hagamos o hablemos se puede transformar en bendición o maldición para
nuestros más preciados seres como lo son nuestros hijos.
Amado Señor: Te entregamos a nuestros hijitos y los
bendecimos con bendiciones de lo alto. Permite por tu buena voluntad que cada
uno te busque con corazón sincero y entienda el propósito para lo cual lo
trajiste al mundo. Gracias por esos hermosos tesoros que nos has regalado.
Enséñanos a ser ejemplo ante ellos que edifique y transforme sus vidas. ¡Bendito
eres Señor Todopoderoso, Bondadoso y Fiel!
Un abrazo y bendiciones.
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