Porque solo un instante dura su enojo, pero toda una vida su bondad. Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría.
Salmo 30:5.
Lectura: Salmo 30:1-12. Versículo del día: Salmo 30:5.
MEDITACIÓN DIARIA
Yo puedo decir exactamente como el rey David: “Te
exaltaré Señor, porque me levantaste”; “Te pedí ayuda y me sanaste” (vv. 1 y
2). Sí, su bondad no es de un momento ni de un día; su bondad es para siempre.
Puede haber tristeza y llanto con noches obscuras y sombrías pero el sol
volverá a salir para darnos gozo y nuevas esperanzas.
“Convertiste mi lamento en danza; me quitaste la ropa
de luto y me vestiste de fiesta, para que te cante y te glorifique, y no me
quede callado. ¡Señor mi Dios, eternamente te daré gracias!” (vv. 11-12). Jamás
me cansaré de testificar la grandeza de Dios en mi vida. Él me regaló nueva
vida y mi obligación es contar sus maravillas; sería muy desagradecida con mi
Señor si no hablo y comunico lo que ha hecho conmigo. Él me ha arrebatado de
las garras de la muerte porque ha vencido a Satanás y me ha dado la victoria.
Sí Señor: ¡Siempre te daré gracias! Eres mi Dios en
quien persistentemente confiaré. Por tu buena voluntad, me afirmaste y
levantaste. ¿Cómo olvidar tu gran amor y compasión por mí? Eres el Dios quien
siempre me sostiene; mi escudo, mi libertador y quien muy quedo me habla para
susurrar a mi oído: ‘mi hija, te amo y te llevo en mi regazo’. ¡Yo también te amo
mi buen Dios y Rey!
Un abrazo y bendiciones.
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