Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo.
Salmo 9:1-2.
Lectura: Salmo
9:1-12. Versículos del día: Salmo 9:1-2.
MEDITACIÓN DIARIA
Qué hermoso y vivificador
es alabar al Señor rindiéndole gratitud y alabanza por todo lo que realiza en
nuestras vidas. A Él le place que lo honremos de esta manera. Y es que esa
misma gratitud nos hace hablar de sus maravillas, de su poder y de su bondad al
menos a los que nos rodean (v. 11).
Todo milagro por pequeño
que te parezca es para glorificar su Nombre, regocijarnos y cantarle salmos. No
lo dudes ni lo pases por alto. Dios se manifiesta desde lo más pequeño hasta en
lo que creemos imposible. “En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú,
Señor, jamás abandonas a los que te buscan” (v. 10). Ve durante el día poniendo
atención en todo cuanto realices y te darás cuenta de su misericordia y amor
para ti. Y no te olvides de irte a la cama, sin antes elevar una oración de
alabanza por los favores recibidos.
Mi amado Jesús: Igual que
David quiero con todo el corazón contarle al mundo tantos beneficios recibidos
de tu parte. Quiero que todos sepan el Dios Sanador, Consolador, Sustentador y
Consentidor que Eres. Mereces toda la honra y gloria porque no hay otro Dios
como Tú. Mi corazón se alegra cuando una
vez más veo tu mover en mi vida e igual cuando repaso los días desérticos y
recuerdo de dónde me has tenido que levantar. ¡Te amo buen Dios y Señor mío!
¡Aleluya a tu Nombre por siempre!
Un abrazo y bendiciones.
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