viernes, 2 de febrero de 2018

No hay otro Dios como Tú


Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. 
Salmo 9:1-2.

Lectura: Salmo 9:1-12.  Versículos del día: Salmo 9:1-2.

MEDITACIÓN DIARIA

Qué hermoso y vivificador es alabar al Señor rindiéndole gratitud y alabanza por todo lo que realiza en nuestras vidas. A Él le place que lo honremos de esta manera. Y es que esa misma gratitud nos hace hablar de sus maravillas, de su poder y de su bondad al menos a los que nos rodean (v. 11).
Todo milagro por pequeño que te parezca es para glorificar su Nombre, regocijarnos y cantarle salmos. No lo dudes ni lo pases por alto. Dios se manifiesta desde lo más pequeño hasta en lo que creemos imposible. “En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás abandonas a los que te buscan” (v. 10). Ve durante el día poniendo atención en todo cuanto realices y te darás cuenta de su misericordia y amor para ti. Y no te olvides de irte a la cama, sin antes elevar una oración de alabanza por los favores recibidos.

Mi amado Jesús: Igual que David quiero con todo el corazón contarle al mundo tantos beneficios recibidos de tu parte. Quiero que todos sepan el Dios Sanador, Consolador, Sustentador y Consentidor que Eres. Mereces toda la honra y gloria porque no hay otro Dios como Tú.  Mi corazón se alegra cuando una vez más veo tu mover en mi vida e igual cuando repaso los días desérticos y recuerdo de dónde me has tenido que levantar. ¡Te amo buen Dios y Señor mío! ¡Aleluya a tu Nombre por siempre!

Un abrazo y bendiciones.


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