jueves, 8 de febrero de 2018

Así es la fe


Abram creyó al Señor, y el Señor se lo reconoció como justicia. Además, le dijo: ―Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. 
Génesis 15:6-7.

Lectura: Génesis 15:1-20.  Versículos del día: Génesis 15:6-7.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor se puede manifestar de diferentes maneras: puede ser con su misma Palabra (Biblia), a través de un sueño, una visión o de otra persona como un Predicador, Pastor o Líder Cristiano. A Abram, el Señor le habló en una visión, diciéndole: “No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa” (v. 1). Abram le responde que no tiene a quien dejarle sus riquezas porque no tiene hijos, a no ser a uno de sus criados. El Señor le invita entonces, a mirar hacia el cielo a ver si puede contar las estrellas, porque así de grande sería su descendencia. Dice aquí en el versículo exactamente: “Abram creyó al Señor, y el Señor se lo reconoció como justicia. Además, le dijo: ―Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra” (vv. 6-7). Abram confió en la promesa dada por Dios y el Señor lo reconoció como justo debido a su fe.
Es de admirar la fe de Abram. Sin duda alguna, sin titubear por un segundo, le creyó a Dios. “Ante la promesa de Dios no vaciló como un incrédulo, sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios tenía poder para cumplir lo que había prometido” (Romanos 4:20-21). ¿Tú le crees a Dios? ¿Estarías dispuesto a obedecerle alejándote de los tuyos esperando su promesa? No es tan fácil. Creo que de Abram o Abraham como lo puso el Señor más tarde, podemos aprender bastante sobre la fe en Dios. Pueda que no obtengamos lo prometido instantáneamente, pero esa es la fe: la convicción de lo que no se ve.

Amado Señor: Aumenta nuestra fe para poder caminar Contigo no solamente en las tierras fértiles sino también en las zonas desérticas o valles tenebrosos. Gracias por enseñarnos a confiar en Ti como lo hizo tu siervo Abraham. ¡Te alabamos Señor y te rendimos toda la honra y gloria que mereces!

Un abrazo y bendiciones.

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