Pero el rey David le respondió a Ornán: ―Eso no puede ser. No tomaré lo que es tuyo para dárselo al Señor, ni le ofreceré un holocausto que nada me cueste. Te lo compraré todo por su verdadero precio.
1 Crónicas 21:24.
Lectura:
1 Crónicas 21:1-30. Versículo del día: 1
Crónicas 21:24.
MEDITACIÓN
DIARIA
Para
nada le gustó al Señor que David hubiera ordenado a los jefes a hacer un censo
militar y por esta causa de su pecado el Señor mandó por tres días una peste
sobre Israel y murieron setenta mil israelitas. Entonces David para reparar el
daño causado y atendiendo la orden dada por Dios a través del vidente Gad, le
ofrecería un holocausto en la parcela de Ornán el jebuseo. Cuando la fue a
comprar, Ornán no quería cobrarle pero David no aceptó ese ofrecimiento (vv.
1-20).
Seguramente
si se tratara de alguno de nosotros, diríamos: ¡qué bueno, me salió gratis! ¿Podemos
engañar acaso a Dios? Muy buena lección para aprender: ¿Si le damos al Señor lo
mejor que tenemos? ¿Damos con corazón alegre y sincero el diezmo y las
ofrendas? ¿Proveemos al necesitado lo que vale? Estamos tan acostumbrados a dar
de lo que nos sobra que ni siquiera quizá le paramos bolas a este asunto que es
tan importante. Porque miremos bien lo que dice su Palabra: con la misma medida
que mides, serás medido (Lucas 6:38 parafraseado). Probablemente después
salimos a quejarnos o a cuestionar a Dios; pero si no actuamos como debe ser,
no podemos esperar más. ¡El Señor no merece lo mejor, merece lo excelente de
cada uno! Recordemos además, que quien le da al pobre le hace un préstamo al
Señor. O sea, al pobre tampoco le damos lo que ya no sirve; eso no es amor: es
aparentar que amamos y nada más.
Amado
Dios: Gracias porque en tu infinita misericordia nos das más de lo que
merecemos y sin embargo, nosotros tus hijos, no sabemos recompensar en nada ese
amor tuyo. Enséñanos Señor a darte lo mejor en todo sentido sea en el área
espiritual o económica. Reconocemos que eres el Dueño de cuánto poseemos, porque
eres el Amo absoluto de todo cuanto existe. Enséñanos a ser buenos
administradores de lo que nos has dado. Gracias por tu bondad al permitirnos
disfrutar aquí en la tierra los bienes recibidos.
Un
abrazo y bendiciones.
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