Había mucha gente que tendía sus mantos sobre el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las esparcían en el camino. Tanto la gente que iba delante de él como la que iba detrás gritaba: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!
Mateo 21:8-9.
Lectura:
Mateo 21: 1-11. Versículos del día:
Mateo 21:8-9.
MEDITACIÓN
DIARIA
El
Señor se paseó por las calles de Jerusalén en un burrito aprovechando la
admiración de la gente para se cumpliera lo dicho por el profeta Zacarías (v.
5), y así darse a conocer como el Rey
que era; solamente que por ahora solo vendría como el Mesías sufriente no
reinante. ¿Cómo no lo iban a aclamar si habían sido testigos presenciales de
sanaciones, de multiplicación de panes y peces, y de la resurrección de Lázaro?
Más ellos que esperaban un rey que los liberara del poder y de la tiranía de
los romanos, no entendieron que el Señor primero les liberaría de la esclavitud
del pecado. Esta muchedumbre que le tendió una alfombra de palmas para que cabalgara
por las calles de la ciudad y que se conmovió con su entrada a Jerusalén (v. 10
en la lectura), fue la misma que a gritos y con rabia pedían su crucifixión más
adelante.
Como
costumbre por esta época se llevan palmas a las iglesias pero tristemente las
personas ni saben el significado de lo que conmemoran. Están encasillados en un
Dios que siguen por tradición más no por convicción. Todos, sin excepción
tenemos que tenderle al Señor las palmas abiertas de nuestro corazón para que
podamos comprender su grandeza como Rey y Señor de nuestras vidas. El Señor comienza una profunda liberación en
cada persona porque su Palabra dice: “y
conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Juan 8:32); la Verdad que es
el Señor Jesucristo (Juan 14:6). Con Él se tiene la bendita esperanza de verlo
después en gloria, como el Rey de Reyes en la Jerusalén celestial.
Bendito
Señor: Gracias porque eres el Rey por excelencia; el Rey que mora en nuestros
corazones y no queremos traicionarte. Enséñanos a ser consistentes en la fe en
Ti. Que si de verdad hoy proclamamos ¡Hosanna!, mañana no estemos defraudándote
sin dar el testimonio debido. ¡Gracias por tu inmenso amor y bondad Señor!
¡Hosanna en las alturas!
Un
abrazo y bendiciones.
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