martes, 4 de abril de 2017

La amistad leal

No temas, pues en memoria de tu padre Jonatán he decidido beneficiarte. Voy a devolverte todas las tierras que pertenecían a tu abuelo Saúl, y de ahora en adelante te sentarás a mi mesa. 
2 Samuel 9:7.

Lectura: 2 Samuel 9:1-13.  Versículo del día: 2 Samuel 9:7.

MEDITACIÓN DIARIA

David recordó lo que le había prometido a Jonatán y actuó de acuerdo a ese pacto (1 Samuel 20:14-17).  Tal parece que ya había transcurrido mucho tiempo porque David primero fue rey de Judá, antes de serlo de todo Israel. Ya se había convertido en un hombre de poder y de fama. Ahí es cuando se admira su lealtad. Habiendo sido Saúl su enemigo número uno, bien podía haberse desentendido del asunto, pero no; cumple su palabra y entrega a Mefiboset, hijo de Jonatán y nieto de Saúl, todas las tierras que pertenecían a su abuelo Saúl y además de eso, lo llama a sentarse a su mesa desde ese día.
Por otro lado, David también le demostró lealtad a su amigo Jonatán quien a pesar de las dificultades y de saber Jonatán que él nunca llegaría al trono sino que sería precisamente su amigo David, no tuvo envidias ni resentimientos sin dejar que eso debilitara su amistad; antes por el contrario, se fortaleció. En conclusión: fue una lealtad recíproca­.
Para tener en cuenta los dos puntos. Pues actualmente la palabra dada ya no tiene valor y menos cuando se trata de cumplir una promesa. El otro punto es reconocer lo que vale una verdadera amistad y no dejarla por quizá malos entendidos o envidias suscitadas. La amistad es un tesoro valioso que hay que saber guardar.

Señor Jesús: Gracias por enseñarnos a través de tu Palabra lo que significa una promesa o pacto. Gracias porque también entendemos la grandeza de la amistad sincera. Permite que de ahora en adelante seamos consecuentes con lo que decimos o prometemos y que le demos el valor a la amistad como debe ser, porque amigo(a), hay más fiel que un hermano. ¡Te alabamos Señor y honramos tu Nombre!

Un abrazo y bendiciones.


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