Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!
Isaías 55:9.
Lectura: Isaías
55:1-13. Versículo del día: Isaías 55:9.
MEDITACIÓN DIARIA
Muchas veces oramos y
le hacemos al Señor ciertas peticiones y a pesar de orarle a Él, creemos que
somos nosotros los que vamos andando sin tener en cuenta que el Señor no actúa
ni piensa como nosotros. “Presten atención y vengan a mí, escúchenme y vivirán.
Haré con ustedes un pacto eterno, conforme a mi constante amor por David” (v.
3). Con la resurrección del Señor “se cumplieron estas palabras: ‘Yo les daré
las bendiciones santas y seguras prometidas a David” (Hechos 13:34). No hay
vuelta de hoja, si el Señor lo dijo, justamente será; tendremos bendiciones
santas y seguras porque: “Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo, y
no vuelven allá sin regar antes la tierra y hacerla fecundar y germinar para
que dé semilla al que siembra y pan al que come, así es también la palabra
que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y
cumplirá con mis propósitos” (vv. 10-11 en la lectura).
O sea hermanos, es bien
claro que el Señor usará sus estrategias las cuales ni imaginamos, para cumplirnos
las promesas y a la vez con su propósito. No dudemos porque no hay nadie más
confiable y fiel que nuestro Señor y esto lo hace por su infinito amor: “Ustedes
saldrán con alegría y serán guiados
en paz. A su paso, las montañas y las colinas prorrumpirán en gritos de júbilo y
aplaudirán todos los árboles del bosque. En vez de zarzas, crecerán cipreses; mirtos,
en lugar de ortigas. Esto le dará renombre al Señor; será una señal que durará
para siempre” (vv. 12-13). ¡Alístate! Porque cuando la lluvia de bendiciones
empiecen a caer en tu vida, te asombrarás de tal manera que saldrás a contarlo
y a darle gloria al nombre del Señor.
Amado Dios: muchas
gracias porque si nuestros caminos están rodeados de zarzas y de ortigas, muy
pronto los veremos adornados con cipreses y mirtos llenándonos de tu paz y tu
alegría. Abre nuestros ojos Señor para que veamos tus favores con ojos
espirituales. Gracias por las bendiciones santas y seguras que le prometiste a
David y que ahora tenemos también por tu infinita misericordia. ¡Te damos toda
la honra y gloria a Ti buen Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
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