Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto; pero él puso la mano derecha sobre mí y me dijo: ¡No tengas miedo! Yo soy el Primero y el Último. Yo soy el que vive. Estuve muerto, ¡pero mira! ¡Ahora estoy vivo por siempre y para siempre! Y tengo en mi poder las llaves de la muerte y de la tumba.
Apocalipsis 1:17-18. NTV.
Lectura: Apocalipsis
1:9-20. Versículos del día: Apocalipsis
1:17-18.
MEDITACIÓN DIARIA
El Señor Jesús se le apareció a Juan, el discípulo amado cuando estaba adorando en el Espíritu, en el día del Señor. Hay muchos testimonios de personas que aseguran y dan fe de haber tenido una visión o encuentro con el Señor también. Yo nunca he tenido esa clase de encuentro, pero sí estoy segura de que el Señor Jesús puede obrar directamente en mi vida y a través de su Santo Espíritu guiarme a realizar o no, una decisión o labor que haya puesto en sus manos.
Sí tuve un encuentro
personal con Él, cuando lo conocí como mi Señor y Salvador. He tenido sueños en
donde me ha confirmado preguntas o afirmado verdades de su Palabra. El más
relevante fue cuando murió mi mami y le pregunté al Señor en dónde estaba ella; que me diera una señal para saber. Soñé que yo estaba llegando a una cima muy
alta y mi mami estaba al borde de arriba estirándome el brazo para que pudiera
terminar de subir y me preguntó, así como ella me hablaba: ‘¿mamita por qué te
demoraste tanto?’ y yo titubeando le fui tratando de dar excusas. Entonces ella
me dijo ‘apúrate porque aquí en el cielo todos alabamos al Señor’. Me tomó de
la mano y me condujo con ella; yo veía y veía salones inmensos con gente que
estaba cantando y adorando a Dios. Cuando desperté, mi alcoba estaba iluminada tenuemente
y había un aroma dulce y delicado. Yo, que soy tan nerviosa y todo me asusta (más
en ese tiempo que vivía en el Llano de Colombia), sentí una paz indescriptible;
no quería que ese momento terminara. Así me volví a dormir. Más tarde le conté
a un Pastor Cristiano mi sueño y me dijo que indudablemente el Señor me había
dado una visión para confirmarme que mi mami estaba en el cielo y esperaba mi
llegada.
Te invito a que creas en
el que dijo: “Yo soy el Primero y el Último. Yo soy el que vive. Estuve muerto,
¡pero mira! ¡Ahora estoy vivo por siempre y para siempre!”. Sí; Jesús es el
Alfa y la Omega; el Principio y el Fin (Apocalipsis 1:8). Jesús vive y desea
vivir contigo. Te conté mi testimonio para que sepas que contigo es igual. Déjalo
entrar en tu corazón. Te invito a orarle así:
Señor Jesús: sé
que me amas y que yo te necesito. Sé que moriste en una cruz por mis pecados,
te pido perdón por ellos. Gracias porque
resucitaste para salvarme. Te abro la puerta de mi vida para que seas mi Señor
y Salvador. Toma el control del trono de mi vida y hazme la persona que deseas
que yo sea. Gracias por perdonarme, limpiarme y darme una eternidad a tu lado.
Amén.
Un abrazo y bendiciones.
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