¡Miren! Él viene en las nubes del cielo. Y todos lo verán, incluso aquellos que lo traspasaron. Y todas las naciones del mundo se lamentarán por él. ¡Sí! ¡Amén!
Apocalipsis 1:7. NTV.
Lectura: Apocalipsis 1:7-8.
Versículo del día: Apocalipsis 1:7.
MEDITACIÓN DIARIA
No solamente el mismo Señor lo dijo cuando le habló a sus seguidores acerca de las señales del fin del mundo (Mateo 26:64; Marcos 14:62; Lucas 21:27; Juan 19:37), fue confirmado también por los ángeles que se les aparecieron a los galileos presentes cuando el Señor fue ascendido al cielo: “Galileos, ¿qué hacen aquí mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido llevado de entre ustedes al cielo, vendrá otra vez de la misma manera que lo han visto irse” (Hechos 1:11 NVI). Estas palabras quedan completamente reafirmadas en el versículo del día del Libro de Apocalipsis.
Por eso mismo, no dudemos en cuanto a la Segunda venida del Señor. Su regreso es eminente, Lo que no sabemos es el día ni la hora y lo mejor es estar siempre preparados; es decir; actuar de la manera correcta, sin olvidar que el nuevo mandato del Señor Jesús es el amor al prójimo.
Amado Señor:
gracias por tu Palabra que es verdad; gracias porque tu regreso es eminente.
Permite Señor que seamos sabios esperando tu venida. Enséñanos a ser no solo
oidores de tu Palabra sino también practicantes. Que por encima de cualquier
interés nuestro brote el amor incondicional hacia nuestro prójimo. Gracias,
gracias bendito Señor Dios y Salvador. ¡Esperamos con gozo tu venida gloriosa!
Un abrazo y bendiciones.
Por eso mismo, no dudemos
en cuanto a la Segunda venida del Señor. Su regreso es eminente, Lo que no
sabemos es el día ni la hora y lo mejor es estar siempre preparados; es decir;
actuar de la manera correcta, sin
olvidar que el nuevo mandato del Señor Jesús es el amor al prójimo.
Amado Señor:
gracias por tu Palabra que es verdad; gracias porque tu regreso es eminente.
Permite Señor que seamos sabios esperando tu venida. Enséñanos a ser no solo
oidores de tu Palabra sino también practicantes. Que por encima de cualquier
interés nuestro brote el amor incondicional hacia nuestro prójimo. Gracias,
gracias bendito Señor Dios y Salvador. ¡Esperamos con gozo tu venida gloriosa!
Un abrazo y bendiciones,
Dora C.
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