Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan. Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda y guíame por el camino de la vida eterna.
Salmo 139:23-24. NTV.
Lectura: Salmo
139:1-24. Versículos del día: Salmo
139:23-24.
MEDITACIÓN DIARIA
Si hay un Salmo de David,
que me gusta del rey David, es este. Es que, a lo largo del Salmo, David reconoce
de una manera maravillosa todo el prodigio de su personificación; aún dice,
desde antes de ser formado en el vientre de su madre: “Tú me observabas
mientras iba cobrando forma en secreto, mientras se entretejían mis partes en
la oscuridad de la matriz” (v. 15).
Sabiendo que el Señor
conoce todos, absolutamente todos los pormenores de nuestra vida, es bueno
decirle también que nos examine y nos haga reconocer cualquier cosa que lo
ofenda y no la hallamos visto.
Sí, Señor Jesús:
gracias por el maravilloso misterio de la vida. Es tan hermoso ver cuando nace
un bebé y notar que ha sido asombroso cómo fue entretejido en el vientre de la
madre. Y al observar sus manecitas, piecitos, ojitos, boquita y todo su
cuerpecito; viendo solo lo exterior sin tener en cuenta lo de su interior que
no podemos explorar, no podemos dejar de alabarte por tu creación asombrosa.
Sí, bendito Señor semejante conocimiento es demasiado maravilloso ¡es tan
elevado que no puedo comprenderlo! Tú Señor, el mejor Diseñador, tu creación es
perfecta. No quiero desagradarte; que esta, tu creación extraordinaria se
deleite en hacer tu voluntad. Que tu Santo Espíritu me guíe en todo mi andar.
¡Te amo mi buen Señor y Dios!
Un abrazo y bendiciones.
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