Dios es nuestro Padre misericordioso y la fuente de todo consuelo. Él nos consuela en todas nuestras dificultades para que nosotros podamos consolar a otros. Cuando otros pasen por dificultades, podremos ofrecerles el mismo consuelo que Dios nos ha dado a nosotros.
2 Corintios 1:3b-4. NTV.
Lectura: 2 Corintios 1:1-7.
Versículos del día: 2 Corintios 1:3b-4.
MEDITACIÓN DIARIA
Sin estar buscando algo parecido,
salió en mi teléfono la historia de una madre cuyo hijo se suicidó. Me llamó la
atención y empecé a leerla. Dios me mostró muchas cosas a través de esa lectura
y por eso, este devocional.
La madre de este joven que
creo era latino, se encontraba en Europa; no sé en qué país pero me da la
impresión que residía allí. A pesar de las distancias ella hablaba muy seguido
con su hijo y siempre lo veía alegre, sonriente sin el menor indicio de
amargura o depresión alguna. Según lo que dice, precisamente eso, jamás le
permitió entrar más allá y preguntarle si tenía algún problema, si deseaba
hablar de algo en especial con ella e incluso si le parecía necesitar ayuda psicológica.
Ante estas circunstancias el golpe para esta madre fue terrible. De ahí que ahora
se dedica a contar su historia para evitar que otros lo hagan.
Por esto concluyo que
debemos ser más abiertos con nuestros seres queridos, igual con los que se nos
acerquen en un momento dado, queriendo recibir un aliciente para su vida. Nosotros
como cristianos, tenemos al Espíritu Santo que nos puede ayudar a discernir y
estar atentos. Me impacta el pensar que este muchacho nunca mostró algún síntoma
de alerta; al contrario, quizá le pasó lo que se narra en la poesía de Juan de
Dios Peza: “REÍR LLORANDO” (Viendo a Garrick). Ríe, pero su procesión va por
dentro.
Oh Señor: te pido discernimiento
y a la vez coraje porque me falta, para adentrarme en la vida de mis seres
queridos y poder ser en un momento dado su hombro de consuelo, su voz de apoyo
y su mano que acaricie. Bendito Dios,
pongo ante tus pies a mi esposo, a mis hijitos, a mis nietos, a mis amistades y
a los que me busquen así sea a través del blog, del correo o de las redes
sociales para que me des las palabras y el denuedo necesario para llegar a sus
corazones y saber consolarlos, tal como Tú lo has hecho conmigo. Gracias por
permitirme leer esa historia y abrir los ojos a las necesidades espirituales y
emocionales no solamente de los que me rodean, sino de todo aquel que esté
atribulado. Señor: ¡Utilízame! Quiero ser instrumento Tuyo y llevar por tu
intermedio una voz de aliento. Gracias, muchas gracias bendito Señor y Dios.
Un abrazo y bendiciones.
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