viernes, 21 de abril de 2023

En vez de lavarte las manos cree en Él

 

Pilato vio que no lograba nada y que se armaba un disturbio. Así que mandó a buscar un recipiente con agua y se lavó las manos delante de la multitud a la vez que decía: —Soy inocente de la sangre de este hombre. La responsabilidad es de ustedes. 

MATEO 27:24. NTV.


Lectura: Mateo 27:11-26.  Versículo del día: Mateo 27:24.


MEDITACIÓN DIARIA


¿Cuántas veces ante un problema, no has sabido cómo responder y prefieres mejor, lavarte las manos? No nos digamos mentiras, a menudo nos enfrentamos a situaciones que se nos salen de las manos y hacemos exactamente lo mismo. O digámoslo de otro modo: ¿No crees que si hubieras estado allí, tu reacción hubiese sido exactamente la del pueblo judío? Ellos gritaban: “Crucifícalo, crucifícalo” (vs. 22 y 23), y era el mismo Jesús que había sido victoreado días antes, que incluso le tendieron palmas para que pasara (Mateo 21:8-9). Es que así es el corazón humano.


¿Pero saben qué? En toda esa multitud estábamos ya, tanto tú como yo. Sin embargo, una cosa sublime y hermosa sucedió: el pecado se pagó. Eso precisamente fue lo que vino a hacer el Señor por ti y por mí. No lo merecíamos, ni lo merecemos; somos tan viles como ellos. Nos compró con su sangre derramada para el perdón de pecados. Su muerte y su bendita resurrección son las pruebas fehacientes de cuánto nos ama Dios. Juan 3:16 dice: “Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”. Si quieres estar agradecido(a) con Dios por lo que hizo, la mejor manera de demostrárselo es creer en Jesucristo y creerle a Él. Ahora en vez de lavarte las manos, cree en Él.


Amado Dios: solamente al ver a uno de nuestros hijos sufrir por x o y motivo, es que nos damos cuenta de lo que con tanto amor hiciste por esta humanidad caída. Tu amado Hijo Jesús sin tener porqué, vino a pagar la deuda de todos sin excepción alguna. Gracias Papito Dios; Señor Jesús: creo firmemente que Eres el Hijo de Dios muerto y resucitado por mí. Toma mi vida, perdona mis pecados y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias porque por fe creo que viniste a darme vida eterna a tu lado. Muchas gracias, Dios Padre; muchas gracias, Dios Hijo.


Un abrazo y bendiciones.  

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