Si alguno viene a mí y no sacrifica el amor a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun a su propia vida, no puede ser mi discípulo.
Lucas 14:26. NVI.
Lectura: Lucas
14:25-35. Versículo del día: Lucas
14:26.
MEDITACIÓN DIARIA
No quiere decir tampoco que
nos olvidemos por completo de ellos y los abandonemos. Con esto el Señor Jesús
nos está enseñando que no hay nada ni nadie que pueda estar por encima de Él. Vale
la pena recordar el pasaje cuando Jesús ejerciendo su ministerio fue visitado
por su madre y sus hermanos y al anunciarlos, Él hizo caso omiso aduciendo que
su madre y hermanos son los que hacen la voluntad del Padre. La Epístola a los
Efesios nos ayuda bastante a resolver la situación porque de ninguna manera por
ejemplo en el caso de los padres, tenemos que abandonarlos y dejarlos. De por
sí, este es el primer mandamiento con promesa (Efesios 6:2-3) Por eso no se
puede sacar un texto del contexto solamente por conveniencia o necedad porque
se vuelve un pretexto. Igual sucede con la advertencia para los padres con los
hijos (Efesios 6:4). Concluyendo: el primer lugar le corresponde a nuestro
Dios.
Señor Jesús: bien
sabemos que Tú resumiste la ley en dos mandatos. Uno, amar a Dios con toda la
mente, el corazón y la fuerza y el otro amar al prójimo como a nosotros mismos
(Mateo 22:36-40). Te rogamos nos enseñes a diferenciar la suprema adoración
para Ti y el tener presente como cristianos a los padres, hijos y hermanos. Gracias
bendito Señor porque tu instrucción es clara y concreta. Ayúdanos con tu Santo Espíritu
a entender estas verdades para ser dignos discípulos Tuyos.
Un abrazo y bendiciones.
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