El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso.
Salmo 91:1.
Lectura: Salmo
91:1-16. Versículo del día: Salmo 91:1.
MEDITACIÓN DIARIA
Habitar con el Señor es
convivir con Él. Es movernos de un lado para otro en la casa de nuestro cuerpo
sabiendo que estamos morando con el Gran Yo Soy. En una palabra, es hacer a
Dios partícipe de nuestros quehaceres como lo decía en el devocional anterior. Este
abrigo nos envolverá con su sombra poderosa y sobrenatural. “Yo le digo al
Señor: Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío” (v. 2). Si en
verdad lo declaramos, entonces el Señor nos devolverá protección y seguridad.
Nos cuidará bajo sus alas y no habrá temor de la noche ni de balas que salgan
disparadas con rumbos desconocidos; no temeremos a enfermedades ni a catástrofes que destruyan. El Señor mismo
pondrá a nuestra disposición a ángeles que nos cuiden en los caminos para que
no tropecemos y a la vez si es necesario, podamos enfrentar a víboras y leones.
Estas son sus fieles
promesas de protección que obtendremos si el Señor es nuestro refugio. A Él le
placerá y por consiguiente nos responderá aun en momentos de angustia
librándonos y llenándonos de honores. Como si todo esto fuera poco, nos
bendecirá aquí en la tierra con largos años de vida y nos permitirá gozar el
regalo de la salvación. Muchas personas tienen el Salmo 91 como amuleto.
Nuestro Dios no es de fetiches ni de talismanes ni cosas parecidas, es un Dios
real. Hagamos del Salmo 91 una evidencia en nuestro diario vivir. El Señor es
nuestro refugio seguro.
Gracias Señor porque
bien sabemos que si recurrimos y confiamos en tu Nombre, estarás listo a protegernos y rescatarnos en medio
de las dificultades. Gracias porque son los privilegios que nos das al
acercarnos a Ti. Tus fieles promesas siempre serán el refugio seguro para
enfrentar los peligros que nos acechan y de los cuales Tú nos proteges,
llevándonos de tu mano. ¡Bendito eres buen Dios!
Un abrazo y
bendiciones.
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