jueves, 26 de enero de 2017

Lo mejor: buscar la dirección de Dios

Pero, si tú vuelves la mirada a Dios, si le pides perdón al Todopoderoso, y si eres puro y recto, él saldrá en tu defensa y te restablecerá en el lugar que te corresponde. 
Job 8:5-6.

Lectura: Job 8:1-22. Versículos del día: Job 8:5-6.

MEDITACIÓN DIARIA

Cuando la adversidad llega y estamos en el desierto, lo menos que queremos oír es que nos digan que seguramente tenemos un pecado oculto y por eso estamos en la que estamos. ¡Qué tristeza! En general ese es el decir de los que se creen muy justos y tal pareciera que en vez de animarnos, se alegraran de nuestra desgracia. Si bien es cierto que sí aprendemos en el tiempo de aflicción, también es cierto que no siempre las congojas vienen por falta de oración o de dedicación a Dios. Precisamente tenemos el ejemplo de Job quien era recto a los ojos de Dios, pero Satanás pidió permiso para atormentarlo. 
Mi experiencia me ha enseñado respecto a la adversidad, dos cosas: la primera que soy de gran estima para Dios y por eso, Él conociéndome, la permite para que en ningún momento deje de estar a su lado. En segundo lugar, como muy personal, sí he aprendido de esas experiencias negativas, a sacar provecho hasta el punto de verlas como positivas; y de hecho fue en una circunstancia adversa, donde el Señor me mostró a través del Espíritu Santo enviar mis devocionales diariamente. Claro, considero que las experiencias no sirven como un patrón, puesto que cada persona es diferente y Dios trata a cada una también de manera diferente. O sea, no puedo decir que mi experiencia, sea exactamente la misma para el que esté atribulado. Y como encime, es la mejor manera de ponerme en los zapatos del que esté pasando esa prueba y ser de verdad consoladora. Creo que lo mejor en estos casos, es escuchar directamente la voz de Dios para que el dedo acusador no llegue de parte de nadie; el Espíritu Santo nos escudriñará y manifestará lo pertinente.

Amado Señor: Cuando pasemos tiempos de prueba, enséñanos a buscar tu rostro y esperar la revelación tuya que sin duda será el mejor consejo a seguir, y serás Tú mismo dándonos el consuelo y la fortaleza para resistir. ¡Gracias buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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