sábado, 7 de enero de 2017

Anhelando los atrios del Señor

Anhelo con el alma los atrios del Señor; casi agonizo por estar en ellos. Con el corazón, con todo el cuerpo, canto alegre al Dios de la vida. 
Salmo 84:2.

Lectura: Salmo 84:1-12.  Versículo del día: Salmo 84:2.

MEDITACIÓN DIARIA

“Dichoso el que habita en tu templo, pues siempre te está alabando” (v. 4). Si bien es cierto que nosotros los cristianos somos ahora el templo vivo de Dios y que  podemos estar en comunicación hablándole todo el día, encomendandole cada paso que damos y alabándolo continuamente; también por ese mismo privilegio del que gozamos, podemos apartarnos buscando un momento de más intimidad para encontrarnos cara a cara con nuestro Gran Rey y Señor. De allí saldremos fortalecidos y rejuvenecidos. Su presencia nos dará el gozo de una cara más amable y risueña: “Dichoso el que tiene en ti su fortaleza, que sólo piensa en recorrer tus sendas” (v. 5). Cuando hacemos esta relación nuestro modo de vida, los resultados los vemos de inmediato. No importa que lleguen los días malos porque: “Cuando pasa por el valle de las Lágrimas lo convierte en región de manantiales; también las lluvias tempranas cubren de bendiciones el valle”.
Anhelemos buscar los atrios del Señor y que cuando estemos allí todo nuestro ser sienta ese sumo gozo, porque definitivamente si no es con Él, entonces, ¿con quién? “Vale más pasar un día en tus atrios que mil fuera de ellos” (v. 10). Dios quiere que le contemplemos mirando toda la magnitud de su gloria. Expresémosle cuán grande es para nosotros y cuán hermoso es degustar su aspecto. Rindamos nuestro ser total: alma, cuerpo y espíritu al grandioso Rey. “¡Cuán hermosas son tus moradas, Señor Todopoderoso!” (v. 1)

Señor: Nos presentamos delante de Ti. ¡Qué hermoso eres mi Señor! Rodeado de gloria y exaltado por ángeles. Descubriendo las melodías de alabanza y adoración rendidas a tu Nombre. Es un privilegio estar a solas a tu lado y anhelamos estos momentos íntimos en tus atrios. Queremos vivir esa comunión constante para contemplar tu hermosura y recrearnos en tu trono. Enséñanos a buscar siempre tu rostro y sentirnos dichosos de estar gozándonos Contigo. ¡Gracias buen Señor!

Un abrazo y bendiciones. 

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