lunes, 30 de enero de 2017

¡Bendita misericordia la del Padre!

Aunque sé muy bien que esto es cierto, ¿cómo puede un mortal justificarse ante Dios? 
Job 9:2.

Lectura: Job 9:1-35.  Versículo del día: Job 9:2.

MEDITACIÓN DIARIA

Fuimos creados por Dios y Él es Soberano, Señor y Amo. Job entendió muy bien su posición y aun sabiendo todo el sufrimiento por el que estaba pasando, no se atrevía a contender con Él. “Si uno quisiera disputar con él, de mil cosas no podría responderle una sola” (v. 3), reconoce. Es de admirar su respeto y sometimiento a Dios. Esto es una buena lección para aprender, puesto que estamos acostumbrados a demandarle todo lo que necesitamos, deseamos y esperamos, en vez de rendirle pleitesía, honor y adoración como se merece. Creo que el Señor es tan bondadoso que nosotros abusamos de su amor, fidelidad y misericordia.
Aprendamos a poner en práctica el ejemplo de Job. A pesar de su dolor y aflicción, nunca denegó de su Creador. Ante las acusaciones de sus amigos con mucha sabiduría y rendición les aclara afirmando: “Aunque sé muy bien que esto es cierto, ¿cómo puede un mortal justificarse ante Dios?”; ¿Cómo entonces podré yo responderle? ¿Dónde hallar palabras para contradecirle? Aunque fuera yo inocente, no puedo defenderme; de mi juez solo puedo pedir misericordia” (vv. 2 y 14-15). 
Así es: de mi juez solo puedo pedir misericordia. Tengo que ser sincera al decir que el libro de la Biblia que menos me gustaba para leer era el de Job. Ahora que dispuse mi corazón no solamente para leerlo pausadamente sino con el ánimo de dejarme guiar por el Espíritu Santo para meditar sobre cada lectura, he comprendido verdades como ésta que me estremecen reconociendo el amor sobrenatural de Dios. Un amor ágape donde el bien que me ofrece es de perdón y reconciliación. Como ser humano no merezco tanto. ¡Bendita misericordia la de mi Padre hacia mí!

Amado Padre Celestial: Te doy muchas gracias por tu Palabra que cada vez me permite entender mejor lo que es en realidad la gracia. Te ruego que a cada persona que lee este devocional también le convenzas y afirmes su fe, haciéndole comprender la magnitud de lo que significa el amor tuyo desbordado en misericordia y perdón sin merecerlo. ¡Eres Inigualable buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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