No niegues un favor a quien te lo pida, si en tu mano está el otorgarlo.
Proverbios 3:27.
Lectura: Proverbios
3:27-32. Versículo del día: Proverbios
3:27.
MEDITACIÓN DIARIA
Siempre he tratado de
tener muy en mente este versículo, porque además de sentirlo así, es Palabra de
Dios para obedecer. Ayer estaba pensando en lo que sería mi próximo devocional
y aunque en pasadas ocasiones he escrito sobre el tema, quería algo diferente. Pues
bien, estoy leyendo el libro de ‘Celebración de la disciplina’, de Richard J.
Foster (de paso les recomiendo la lectura de este libro), y exactamente el
Señor me hizo reflexionar sobre algo que quiero compartirles.
El capítulo de la
disciplina del servicio me ha gustado muchísimo que es la parte donde voy y habla
‘del servicio en cosas pequeñas’. Escribe directamente el autor su propia
experiencia contando que estando en los trajines de su disertación doctoral
recibió la llamada de un amigo pidiéndole el favor de llevarlo a hacer unas
diligencias pendientes y el aceptó pero como disgustado. En cada parada él
sentía que estaba perdiendo un tiempo precioso. Antes de salir cogió un libro y
lo llevó consigo. Cuando llegaron al supermercado, su parada final, él le dijo
al amigo que lo esperaría en el carro. Tomó su libro para leer y exactamente
siguió donde tenía su marca y leyó lo siguiente: “El segundo servicio que uno
debe realizar a favor de otro en una comunidad cristiana es el de la ayuda
activa. Esto inicialmente significa prestarle ayuda simple en asuntos triviales
externos”. Más adelante continúa diciendo: “El que se preocupa por la pérdida
de tiempo que ocasionan tales actos externos insignificantes, generalmente está
tomando la importancia de su carrera con demasiada solemnidad” (Bonhoeffer, Vida en comunidad).
Esto fue muy diciente
para mí. Fue como si el Espíritu Santo me dijera, escribe sobre ello. Y así es.
¿Cuántas veces obramos bien pero de mala gana? Definitivamente considero que si
alguien se atreve a pedirnos un favor, sea el que sea, es porque en una medida
le hemos dado la confianza para hacerlo. Entonces debemos sentirnos honrados
por eso y a la vez agradecidos con el Señor por utilizarnos con esa persona ya
que estas actuaciones nos traen bendición. “Nunca digas a tu prójimo: Vuelve
más tarde; te ayudaré mañana, si hoy tienes con qué ayudarlo” (v. 28 en la
lectura). Entendamos que de por sí, no debió ser fácil para el que lo solicita
como para ponerlo más tarde o al día siguiente en el mismo aprieto.
Creo que tenemos que
aprender a decir con franqueza ‘sí puedo’ o ‘no puedo’ y si podemos hacerlo que
es lo que nos manda Dios, hacerlo con la mejor voluntad. Pensando que le estamos
sirviendo al Señor y no al prójimo. ¡Cuánto nos cuesta servir!
Amado Dios: Gracias por
instruirnos en tu Palabra para llegar a ser las personas íntegras que deseas de
cada uno de nosotros. Te entregamos ésta área para que seas Tú mismo moviéndonos
y poniendo en nuestros corazones tanto el querer como el hacer con buena
voluntad. Permite que nunca neguemos un favor si en nuestras manos está el
otorgarlo. ¡Te alabamos bendito Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
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