viernes, 23 de agosto de 2024

Y el mensaje continúa dándole la vuelta al mundo

 Siempre oramos por ustedes y le damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, porque hemos oído de su fe en Cristo Jesús y del amor que tienen por todo el pueblo de Dios. 

Colosenses 1:3-4. NTV.


Lectura: Colosenses 1:1-6.  Versículos del día: Colosenses 1:3-4.


MEDITACIÓN DIARIA


Este es el mensaje a la Iglesia de Colosas por el apóstol Pablo. En su Carta continúa diciendo: “Ambas cosas provienen de la firme esperanza puesta en lo que Dios les ha reservado en el cielo. Ustedes han tenido esa esperanza desde la primera vez que escucharon la verdad de la Buena Noticia” (v. 5). Las dos cosas que provienen de su esperanza son la fe en Cristo Jesús y el amor por el pueblo de Dios Esto hace parte del fruto del Espíritu Santo, el cual también entra a morar en cada persona que recibe a Jesús como Señor y Salvador, tal como sucedía en la Iglesia de Colosas.


De pronto tú, has escuchado hablar de Dios, de Jesús su Hijo, aún del Espíritu Santo, pero para ti son imperceptibles. Sabes, pero no los ves y no estás seguro si te escuchan. Miremos bien: “Esa misma Buena Noticia que llegó a ustedes ahora corre por todo el mundo. Da fruto en todas partes mediante el cambio de vida que produce, así como les cambió la vida a ustedes desde el día que oyeron y entendieron por primera vez la verdad de la maravillosa gracia de Dios” (v. 6). Y sigue dándole la vuelta al mundo. Yo quiero decirte que el mensaje de Pablo a los de Colosas, es el mismo que se ha ido predicando a través de los días, meses y años. Es una Buena Noticia que produce un cambio en la vida de quienes la oyen y entienden. Es el mensaje de las Buenas Nuevas del Señor Jesucristo; “Esta es la palabra de fe que predicamos:  que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo” (Romanos 10:8b-10 NVI). La Palabra de Dios te lo dice muy claro: tienes que confesar a Jesús con tu boca si deseas ser salvo. Hoy te invito a que lo hagas con una sencilla, pero sincera oración. Dile así:


Señor Jesús: gracias por amarme tanto. Hoy entiendo que tengo que recibirte en mi vida como Señor y Salvador. Confieso con mi boca y creo en mi corazón que eres el Hijo de Dios, muerto y resucitado por mí. Gracias porque viniste a pagar el precio de mis pecados; perdóname, Jesús. Toma el control del trono de mi vida y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias por perdonarme, limpiarme y darme la salvación. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: