¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba! De aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva.
Juan 7:37-38. NVI.
Lectura: Juan
7:37-44. Versículos del día: Juan 7:37-38.
MEDITACIÓN DIARIA
Nuevamente vemos que
Jesús es el agua viva; ya en el encuentro con la mujer samaritana lo había
declarado: “pero el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed
jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que
brotará vida eterna” (Juan 4:14). Si nos remontamos al Antiguo Testamento
también notamos lo siguiente: “Como el ciervo brama por las corrientes de las
aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del
Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?” (Salmo 42:1-2. RVR
1960); lo escribí en esta versión porque fue de los primeros versículos aprendidos
y es hermoso. Y es así: cuando conocemos al Señor, queremos saber más y más de
Él. Por eso la Palabra nos recuerda volver a ese primer amor (Apocalipsis 2:4).
El Señor Jesús es el Único que puede calmar nuestras ansias. ¡Vuélvete a Él!
Amado Señor:
gracias porque he podido comprobar en mi vida que verdaderamente Tú puedes
sosegar mi sed. Siempre has estado ahí para brindarme tu amor y misericordia;
he podido saciarme con tu Palabra y además de eso, me das palabras de vida
eterna. No tengo como agradecerte tanta gracia brindada; Eres el más Precioso,
¡Te amo mi Señor!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario