¡Me sedujiste, Señor, y yo me dejé seducir! Fuiste más fuerte que yo, y me venciste. Todo el mundo se burla de mí; se ríen de mí todo el tiempo.
Jeremías 20:7 NVI.
Lectura: Jeremías
20:7-18. Versículos del día: Jeremías
20:7.
MEDITACIÓN DIARIA
Jeremías le clama al
Señor porque Él lo puso como profeta de Judá y los anuncios que tuvo que
hacerles todos fueron de tragedia porque no quisieron obedecer al Señor. Es tan
duro lo que les profetiza, que ellos se van más en su contra y a la vez en
contra del mismo Dios. Esta situación hace que Jeremías le abra al Señor su
corazón y le diga palabras como: “¿Por qué Dios no me dejó morir en el seno de
mi madre? Así ella habría sido mi tumba, y yo jamás habría salido de su vientre”
(v. 17).
Para mí es vivificante
ver como profetas como Jeremías o Elías también pasaron crisis emocionales y a
la vez espirituales. Y me parece importante notar que no por ser elegidos por
Dios, no desfallecieron o se desanimaron. La vida muchas veces nos da pruebas
que creemos no resistir, pero lo significativo, es que el Señor siempre está en
medio de las dificultades; así estuvo con Jeremías y lo mismo con Elías. Es
reconfortante saber que pase lo que pase, tendremos su consuelo y su amor. Aun
así, en medio de la aflicción, el Señor está presente
Señor amado:
gracias por tu Palabra que siempre nos tiene algo nuevo para darnos. Gracias
porque a través de Jeremías, nos damos cuenta de que tampoco estamos exentos de
aflicciones. Pero muchas gracias porque a pesar de esto, Tú no nos abandonas ni
nos dejas a un lado. Tú vas en medio levantándonos y permitiendo que cojamos
nuevamente el rumbo. Gracias porque nada nos puede separar de tu amor y esta
gran verdad nos llena de alegría y trae paz al corazón. ¡Te amamos bendito
Señor!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario