El Señor es lento para la ira, imponente en su fuerza. El Señor no deja a nadie sin castigo. Camina en el huracán y en la tormenta; las nubes son el polvo de sus pies.
Nahum 1:3. NVI.
Lectura: Nahum 1:1-6. Versículo del día: Nahum 1:3.
MEDITACIÓN DIARIA
El profeta Nahum tuvo una
visión sobre Nínive y empieza contándonos cómo se manifiesta el Señor. Y esto
creo que nos interesa a todos; no solo era para los de Nínive.
Nuestro Dios exige que le
seamos fieles porque es un Dios celoso; cuando se enoja toma venganza (v. 2). ¿Por
qué es un Dios celoso? Porque no desea que le antepongamos otros dioses. Él
espera fidelidad total, completa y firme. Esto es lo que implica ‘amar a Dios
sobre todas las cosas’. Por otro lado, es un Dios Poderoso; nadie puede negar
el poder de Dios. Tan solo mirar su creación ya nos da una clara idea de su
majestoso poder. Por eso mismo, camina en el huracán y en la tormenta: las
montañas tiemblan ante Él y los cerros se derriten ante su Presencia. La lectura nos dice también que siempre
castiga a quien se lo merece; pero a la vez es un Dios paciente, lento para la
ira. Nuestro Dios es un gran Papá: se enoja ante tanta maldad y crueldad, pero
está atento a levantarnos cuando nos arrepentimos y volvemos los ojos hacia Él.
Pienso yo, que aguanta y aguante hasta que le damos la espalda al pecado y
cuando ya abusamos de su inmenso amor, nos hace entender que es un Dios de
autoridad. Si no queremos entender, las consecuencias llegarán.
Analicemos sus atributos
como Dios que Es y busquémosle de corazón ahora que todavía hay tiempo para el
arrepentimiento. “Como se acaba de decir: Si ustedes oyen hoy su voz, no
endurezcan el corazón” (Hebreos 3:15). Los israelitas no quisieron obedecerle y
se rebelaron; pero nos corresponde no ser tercos como ellos y voltear los ojos
hacia el Dios Todopoderoso, misericordioso y perdonador. Los tiempos son
difíciles.
Amado Señor:
gracias porque un día pudimos conocerte y saber que Eres nuestro Padre
Celestial. Aprendimos que nos amas tanto, hasta el punto de dar a tu Hijo en
propiciación por nuestros pecados y aceptamos esa ofrenda de amor para tener
derecho a la patria celestial. Gracias porque al aceptar a Jesús en nuestras
vidas nos hacemos partícipes de ser tus hijos. Reconocemos tu poder y sabemos
que no hay otro Dios igual. Tú Eres el Único Dios Santo y Poderoso. ¡Te amamos
Dios y Señor nuestro!
Un abrazo y bendiciones.
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