martes, 23 de febrero de 2021

Aunque la higuera no florezca ni en las vides haya frutos

 Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación. 

Habacuc 3:17-18. RV1960.


Lectura: Habacuc 3:1-19.  Versículo del día: Habacuc 3:17-18.


MEDITACIÓN DIARIA


Este capítulo de Habacuc donde él plasma su oración al Señor es hermoso. Primero engrandece el Nombre del Señor alabándole por sus obras y le dice que las vuelva a realizar en ese tiempo pero que no se olvide de su misericordia (v. 2). Parece ser que fue un periodo de tribulación para Israel y por eso más adelante su humildad se nota al reconocer que su Dios está por encima de lo que pueda poseer o ver.

Desde hace muchos años esta porción de la Biblia ha retumbado en mi mente; y si soy sincera cuando afrontamos esa caída vertiginosa financieramente, mi oración era que no desfalleciera al punto de no entender que todo le pertenecía al Señor y que a pesar de no ver nada siguiera viéndolo a Él como lo que le había dicho un día que fuera: ‘mi Señor, el Dios de mi salvación’. Tengo que decir que hubo momentos donde me costó seguir y recuerdo una vez que estando en mi baño, le lloré al Señor hasta que me desahogué.

Mi reflexión va especialmente para cuando vengan dificultades, y así no veamos nada, tal como dice la canción de: ‘Hay un nuevo amanecer’; no decaigamos porque con Cristo nuestro Señor todo será diferente. Él desea que en lo poco que tengamos o en la nada, lo alabemos y reconozcamos su Poder y Grandeza.


Amado Señor: gracias por tantas enseñanzas que me has dejado a lo largo de este recorrido Contigo. De verdad mi Dios, hay momentos en que pareciera que te escondieras o te fueras, pero no es así. A pesar de las dificultades, ahí estás. No nos dejes desfallecer ante la angustia o incertidumbre. Gracias porque Tú llevas el control y sabes exactamente hacia donde nos dirigimos. Sé que, aunque no haya nada en el aprisco ni frutos en las vides, jamás nos abandonaras. ¡Te amo y te doy toda la gloria a Ti mi buen Jesús! ¡Tú Eres nuestro Sustentador!


Un abrazo y bendiciones.  

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