Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación.
Habacuc 3:17-18. RV1960.
Lectura: Habacuc 3:1-19. Versículo del día: Habacuc 3:17-18.
MEDITACIÓN DIARIA
Este capítulo de Habacuc
donde él plasma su oración al Señor es hermoso. Primero engrandece el Nombre
del Señor alabándole por sus obras y le dice que las vuelva a realizar en ese
tiempo pero que no se olvide de su misericordia (v. 2). Parece ser que fue un periodo
de tribulación para Israel y por eso más adelante su humildad se nota al
reconocer que su Dios está por encima de lo que pueda poseer o ver.
Desde hace muchos años esta
porción de la Biblia ha retumbado en mi mente; y si soy sincera cuando
afrontamos esa caída vertiginosa financieramente, mi oración era que no
desfalleciera al punto de no entender que todo le pertenecía al Señor y que a
pesar de no ver nada siguiera viéndolo a Él como lo que le había dicho un día
que fuera: ‘mi Señor, el Dios de mi salvación’. Tengo que decir que hubo
momentos donde me costó seguir y recuerdo una vez que estando en mi baño, le
lloré al Señor hasta que me desahogué.
Mi reflexión va
especialmente para cuando vengan dificultades, y así no veamos nada, tal como
dice la canción de: ‘Hay un nuevo amanecer’; no decaigamos porque con Cristo
nuestro Señor todo será diferente. Él desea que en lo poco que tengamos o en la
nada, lo alabemos y reconozcamos su Poder y Grandeza.
Amado Señor:
gracias por tantas enseñanzas que me has dejado a lo largo de este recorrido Contigo.
De verdad mi Dios, hay momentos en que pareciera que te escondieras o te fueras,
pero no es así. A pesar de las dificultades, ahí estás. No nos dejes
desfallecer ante la angustia o incertidumbre. Gracias porque Tú llevas el
control y sabes exactamente hacia donde nos dirigimos. Sé que, aunque no haya
nada en el aprisco ni frutos en las vides, jamás nos abandonaras. ¡Te amo y te doy
toda la gloria a Ti mi buen Jesús! ¡Tú Eres nuestro Sustentador!
Un abrazo y bendiciones.
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