viernes, 26 de febrero de 2021

Levantados en victoria

 No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. 

Efesios 5:6-7. NVI.


Lectura: Efesios 5:4-9.  Versículos del día: Efesios 5:6-7.


MEDTACIÓN DIARIA


En estos últimos días he podido darme cuenta de lo vulnerable que soy cuando las cosas no me salen o cuando por alguna razón hay un cambio en lo que son mis rutinas diarias. Pierdo la cabeza, me confundo tanto y me estreso demasiado, al punto de en ocasiones llorar al sentirme frustrada por lo que pasó o por lo que no pude realizar. Entonces, en oración al Señor, le he pedido que me llene de su Palabra y me haga acreedora a lo que Él me dice en ella. Por esta razón resolví plasmar en mi devocional de hoy lo concerniente. Pueden ser muchos los que estén en esa misma situación.

Pues bien, el principal versículo que me regaló el Espíritu Santo fue el que les compartí como del día. Otras versiones dicen: no se aflijan por nada; no estén afanosos, no se inquieten o lo más común: no se preocupen por nada. En vez de esto, más bien: pongan sus peticiones delante de Dios. Lo que se traduce como: oren y pídanle a Dios lo que necesiten. Y por último algo muy importante: sin olvidarnos de darle las gracias. Recordemos que ser agradecidos es vital en cualquier relación y Dios no se excluye de ello. Esto lo puedo complementar con la siguiente porción: “Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes. Practiquen el dominio propio” (1 Pedro 5:7-8).

Definitivamente, Dios me está llamando a ser más tranquila, a no afanarme por cosas tan pequeñas que lo que sí hacen es robarme la paz. El Espíritu Santo me ha mostrado que, en lo general, lo que me inquieta o afana es completamente arreglable. Así que yo, solamente tengo que calmarme, respirar profundo, buscar la ayuda de Dios y creerle a Él.  Su Palabra también me enfatiza que: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). Puedo hacerle frente a todo porque es Cristo quien me da la fuerza para realizarlo y “el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18). En el perfecto amor de Cristo no hay temor y yo gozo de su perfecto amor. Si tengo todas las de ganar ¿por qué me afano?

Espero que pongamos en práctica esta, su Palabra, para que tanto tú como yo, seamos levantados en victoria.


Mi Señor amado: gracias por la confianza y seguridad que nos permites tener en Ti. Gracias porque tu Palabra es verdad, cala hasta lo profundo de los huesos y no regresa vacía. Señor, que seamos sensibles a tu voz y atendamos tus recomendaciones para salir victoriosos. ¡Te amamos buen Señor y Dios!


Un abrazo y bendiciones.

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