No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Efesios 5:6-7. NVI.
Lectura: Efesios 5:4-9. Versículos del día: Efesios 5:6-7.
MEDTACIÓN DIARIA
En estos últimos días he
podido darme cuenta de lo vulnerable que soy cuando las cosas no me salen o
cuando por alguna razón hay un cambio en lo que son mis rutinas diarias. Pierdo
la cabeza, me confundo tanto y me estreso demasiado, al punto de en ocasiones
llorar al sentirme frustrada por lo que pasó o por lo que no pude realizar. Entonces,
en oración al Señor, le he pedido que me llene de su Palabra y me haga
acreedora a lo que Él me dice en ella. Por esta razón resolví plasmar en mi
devocional de hoy lo concerniente. Pueden ser muchos los que estén en esa misma
situación.
Pues bien, el principal
versículo que me regaló el Espíritu Santo fue el que les compartí como del día.
Otras versiones dicen: no se aflijan por nada; no estén afanosos, no se inquieten
o lo más común: no se preocupen por nada. En vez de esto, más bien: pongan sus
peticiones delante de Dios. Lo que se traduce como: oren y pídanle a Dios lo que
necesiten. Y por último algo muy importante: sin olvidarnos de darle las
gracias. Recordemos que ser agradecidos es vital en cualquier relación y Dios
no se excluye de ello. Esto lo puedo complementar con la siguiente porción: “Depositen
en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes. Practiquen el dominio propio” (1
Pedro 5:7-8).
Definitivamente, Dios me
está llamando a ser más tranquila, a no afanarme por cosas tan pequeñas que lo
que sí hacen es robarme la paz. El Espíritu Santo me ha mostrado que, en lo
general, lo que me inquieta o afana es completamente arreglable. Así que yo,
solamente tengo que calmarme, respirar profundo, buscar la ayuda de Dios y
creerle a Él. Su Palabra también me
enfatiza que: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).
Puedo hacerle frente a todo porque es Cristo quien me da la fuerza para
realizarlo y “el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18). En el
perfecto amor de Cristo no hay temor y yo gozo de su perfecto amor. Si tengo
todas las de ganar ¿por qué me afano?
Espero que pongamos en
práctica esta, su Palabra, para que tanto tú como yo, seamos levantados en
victoria.
Mi Señor amado:
gracias por la confianza y seguridad que nos permites tener en Ti. Gracias
porque tu Palabra es verdad, cala hasta lo profundo de los huesos y no regresa
vacía. Señor, que seamos sensibles a tu voz y atendamos tus recomendaciones
para salir victoriosos. ¡Te amamos buen Señor y Dios!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario