sábado, 23 de febrero de 2019

Unámonos en clamor por Venezuela


Gritos de júbilo y victoria resuenan en las casas de los justos: ¡La diestra del Señor realiza proezas! 
Salmo 118:15. NVI.

Lectura: Salmo 118:1-29.  Versículo del día: Salmo 118:15.

MEDITACIÓN DIARIA

Siendo colombiana, ayer todo el día tuve en mente a mi hermano país, Venezuela. Hoy 23 de febrero es el día clave. Todos esperamos que la ayuda humanitaria puede entrar y sea repartida entre tanta gente no solo con enfermos, niños y ancianos sino con todo el pueblo en general. El tiempo de vacaciones en diciembre allá en Medellín (Colombia), pude informarme y tener un poco más de conocimiento sobre lo que están sufriendo. Medellín está llena de venezolanos sobreviviendo en las calles; tratando de luchar para poder alimentar a sus familias, o bien mandar algo para los suyos de una u otra manera. Conocí mujeres dedicadas a la peluquería y belleza; mujeres haciendo oficios varios en casas de familia, mujeres en la prostitución. Hombres vendiendo dulces, arepas, chuzos en las calles. Supe también de una mujer que llegó a la Iglesia donde se congregan mis hijos con un caso patético de desnutrición y hambre con toda su familia. Entendí, que fue conmovedor ese cuadro. Le doy gracias al Señor por la persona que con tanta generosidad le tendió la mano. Pero da mucha tristeza que mujeres bien, instruidas y levantadas en otros ambientes hayan tenido que vender sus cuerpos para llevar un pan a sus hijos. Esta es la Venezuela de ahora.
Por todo esto me uno en oración y clamor por Venezuela y a la vez por mi Colombia que ha querido ser puente en esa ayuda que los venezolanos esperan ansiosamente. El Señor permita que llegue un nuevo día para ellos y que su Nombre sea exaltado en esta tierra. Bendito Dios, que podamos decir: “Este es el día en que el Señor actuó; regocijémonos y alegrémonos en él” (v. 14). Los invito a unirse hoy en oración, por la libertad del pueblo venezolano y porque no vaya a ver enfrentamiento alguno que deje más víctimas rodando.

Amado Señor: para ti todos somos iguales y valemos lo mismo. Tú viniste a darnos libertad; te clamamos que rompas esas cadenas de opresión y miseria de nuestros hermanos venezolanos. Sus ríos y llanura son también los nuestros. Te rogamos por libertad y unidad para ellos. Bendice también a Colombia y que no haya sangre derramada en ninguno de los dos lados. Permite que en sus campos y llanura se escuche el grito de ¡Gloria al Bravo Pueblo en unión con el Gloria Inmarcesible! Gracias bendito Dios Soberano y Poderoso.

Un abrazo y bendiciones.

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