Entonces Sansón oró al Señor: Oh Soberano Señor, acuérdate de mí. Oh Dios, te ruego que me fortalezcas solo una vez más, y déjame de una vez por todas vengarme de los filisteos por haberme sacado los ojos.
Jueces 16:28. NVI.
Lectura: Jueces 16:1-31. Versículo del día: Jueces 16:28.
MEDITACIÓN DIARIA
Sansón fue un Juez más de Israel. Los filisteos le
tenían miedo debido a su fuerza. Era nazareo, consagrado a Dios desde antes de
nacer y Dios lo había dotado de una fuerza extraordinaria. Si se le cortaba el
cabello perdería toda su fuerza. Se enamoró de una filistea llamada Dalila
quien se aprovechó de él y dejándose llevar por los de su pueblo lo engañó para
que le descubriera el secreto de su fuerza y ellos pudieran vengarse de Sansón.
Así fue como en tres ocasiones Sansón le dijo mentiras y a la cuarta ella logró
sacarle la verdad. Verdad, que fue para su mal porque al quejar sin cabello,
los filisteos lo arrestaron, le sacaron los ojos y lo encarcelaron.
Un día estaban de fiesta los jefes de los filisteos
ofreciendo sacrificio a Dagón su dios por haberles entregado a Sansón en sus
manos y resolvieron sacarlo de la cárcel para divertirse con él. Sansón le dijo
a quién lo llevaba que lo pusiera donde pudiera tocar las columnas que
sostenían el templo. Como su pelo le había crecido, oró al Señor para que lo
fortaleciera nuevamente y pudiera vengarse de los filisteos. El templo estaba
lleno de hombres y mujeres y Sansón se apoyó en las columnas y empujó con todas
sus fuerzas. El templo se vino abajo sobre él y murió toda la gente que estaba
allí (vv. 4-30).
Esto nos enseña que todo pecado trae sus
consecuencias. Dios se apiadó se Sansón, pero la consecuencia de su pecado
había dado los resultados anteriores. Dios nos perdona, pero nos toca cargar
con lo que venga por no obedecer. Y no es que no pequemos; lo que sucede es que
eso de peco, confieso y empato no va con Dios. Él no puede ser burlado. Sansón cayó en manos de mujeres filisteas
según nos relata la Biblia como en tres ocasiones. No escuchó a sus padres
cuando le dijeron que entre los suyos había mujeres aceptables para que fuera a
buscar una esposa entre los filisteos incircuncisos (Jueces 14:3), pero él no
lo aceptó.
Amado Dios: enséñanos a obedecerte sin preámbulos para
no tener que pasar por situaciones que a veces nos llegan por ser tercos y no
escuchar tu Palabra. Gracias por las lecciones que a diario aprendemos; Tú nos
las has dejado para que precisamente nos sirvan de ejemplo y tomemos conciencia
de lo que es ofenderte. ¡Te alabamos Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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