Del tronco de Isaí brotará un retoño; un vástago nacerá de sus raíces. El Espíritu del Señor reposará sobre él: espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Señor.
Isaías 11:1-2. NVI.
Lectura: Isaías 11:1-16. Versículos del día: Isaías 11:1-2.
MEDITACIÓN DIARIA
El Mesías prometido es la raíz de Isaí. Desde el mismo
ministerio de Cristo, se anunció que su reino no sería de este mundo (Juan
18:36). Por el celo de los judíos, no lo aceptaron como Rey. Ellos no
entendieron que primero vendría como el Mesías sufriente, pero volverá a reinar
como el Rey de reyes que es. Dice la Escritura a través del profeta que el
Espíritu de Señor reposará sobre Él. Así sucedió. Juan vio y dio testimonio: “Juan
declaró: Vi al Espíritu descender del cielo como una paloma y permanecer sobre
él” (Juan 1:32). El Señor mismo al entrar en la Sinagoga, al hacer la lectura,
le entregaron el Libro de Isaías y leyó: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por
cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a
proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad
a los oprimidos, a pregonar el año del favor del Señor” (Lucas 4:18-19). “Todos
los que estaban en la sinagoga lo miraban detenidamente, y él comenzó a
hablarles: Hoy se cumple esta Escritura en presencia de ustedes” (Lucas
4:20-21). A pesar de haber visto tantas señales, pocos le creyeron. Nos dice el
apóstol Pablo: “Pero gracias a él están unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha
hecho nuestra sabiduría —es decir, nuestra justificación, santificación y
redención” (1 Corintios 1:30). En estos tiempos esta Palabra también se hace
realidad para quien cree en Él. Hay que entender que la raíz de Isaí que es el
Señor Jesús vino a justificarnos, santificarnos y redimirnos.
Amado Señor Jesús: reconocemos que Eres el enviado por
Dios para salvarnos y darnos vida eterna Contigo. Gracias por tanto bien hecho
a la humanidad dando libertad a los cautivos y sanando a los heridos. Gracias
porque viniste a traernos las Buenas Nuevas de salvación y ahora esperamos tu
segunda venida gloriosa como el Rey de reyes y Señor de señores que Eres. ¡Te amamos
buen Jesús!
Un abrazo y bendiciones.
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