jueves, 23 de febrero de 2017

Rebeldía y arrogancia van de la mano de la desobediencia

La rebeldía es tan grave como la adivinación, y la arrogancia, como el pecado de la idolatría. Y, como tú has rechazado la palabra del Señor, él te ha rechazado como rey. 

1 Samuel 15:23.

Lectura: 1 Samuel 15:1-35.  Versículo del día: 1 Samuel 15:23.

MEDITACIÓN DIARIA

Este es el complemento de uno de los versículos del devocional de ayer.  Samuel estaba reprendiendo al rey Saúl por no obedecer las órdenes del Señor y concluye diciéndole que la rebeldía es tan grave como la adivinación y la arrogancia como la idolatría. A Saúl se le subió el poder a la cabeza como infortunadamente le pasa a muchos. El Señor lo ungió como rey de todo Israel y le dio una misión para cumplir: atacar y destruir a los amalecitas por completo, quienes  no les habían dado paso a los israelitas cuando salieron de Egipto. Saúl fue y destruyó casi todo, menos al rey de Amalec; además preservaron las mejores vacas, ovejas y terneros, con todo lo que era de valor y esa no fue la orden (vv. ).
En cualquier campo que nos encontremos trabajando, siempre debemos tener presente al Señor y estar listos a obedecerle como Él lo manda. El obrar a nuestra manera, nos conduce a no aceptar la autoridad; más bien se busca es desafiarla como queriéndole decir: ‘yo sé más que usted’ y esto es  rebeldía. De otra parte, el excesivo orgullo de una persona, lo lleva a creer y exigir que tiene más privilegios de los que tiene derecho y es arrogancia. Tengamos cuidado porque con Dios no se juega. Dios se ha manifestado cuando personas arrogantes le han desafiado como en el caso del Titanic: sus constructores creían que su barco ni Dios lo hundiría y ya sabemos en qué terminó la historia.
No podemos darle cabida a la desobediencia porque podemos caer en la rebeldía y a la arrogancia. Tal vez hemos perdido muchas oportunidades de logros y metas por estos pecados. Así que revisemos nuestras vidas.

Amado Señor: Queremos ser fieles contigo y obedecer lo que nos mandas en tu Palabra. Te pedimos que perdones nuestro pecado porque quizá muchas veces hemos caído en rebeldía y por ende en arrogancia, sin percatarnos de lo que esto significa para Ti. Gracias buen Señor por enseñarnos cada día a ser más íntegros y a dar verdadero testimonio como cristianos que decimos ser.

Un abrazo y bendiciones.


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