viernes, 24 de febrero de 2017

¡Eres el amor de mi vida!

Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. 
Salmo 103:1-2.

Lectura: Salmo 103:1-22.  Versículos del día: Salmo 103:1-2.

MEDITACIÓN DIARIA

Estoy en Santa Rosa de Cabal, Risaralda, Colombia, en casa de mi hermano Germán. Su hijita menor se gradúa como microbióloga hoy y mi Señor aparejó todas sus fichas de manera que estuviera por aquí en mi patria y pudiera asistir a la ceremonia. Mi otro hermano llegó del Llano. ¡Jamás imaginé que esto fuera a suceder! Encontrarnos por fin los tres es maravilloso y este Salmo hace vibrar más, en mi ser, el agradecimiento y la alabanza hacia el Dios que me ama. Su amor nunca deja de ser; no se agota. ¿Cómo no darle gracias al dador de mi vida? ¡Si Él es quién me perdona, me levanta, me sana, me guarda, me consiente y aún me arrulla meciéndome en sus brazos! Puedo sentir su amor inigualable en cada paso que doy; su amor es eterno. Es que es bondad, tras bondad; como dice el Salmo: ¡que mi alma no olvide ninguno de sus beneficios!

Mi Señor amado: Cuando hago una retrospectiva de mi vida y hablando con los que me rodean, entiendo cuánto amor has derramado sobre mí y no tengo palabras para agradecerte tanto bien ofrecido sin merecerlo. ¡Eres mi Maestro, mi Médico, mi Consejero, mi Guarda, mi Abogado y hasta mi Confidente insuperable! Definitivamente eres el Amor de mi vida y eso lo sé muy bien porque no hay otro como Tú.  Gracias, muchas gracias buen Señor. Gracias por haberme permitido conocerte y ahora ser la niña de tus ojos. No permitas que mis labios se cierren y no cuente tu gloria ¡Quiero gritar a los cuatro vientos todo lo que has hecho por mí! ¡Te alabo con todo mi corazón y todo mi ser!

Un abrazo y bendiciones.  

No hay comentarios: