sábado, 4 de febrero de 2017

Y que ellos digan: Háblame Señor, que tu siervo escucha

Entonces el Señor se le acercó y lo llamó de nuevo: ¡Samuel! ¡Samuel! ―Habla, que tu siervo escucha —respondió Samuel. 
1 Samuel 3:10.

Lectura: 1 Samuel 3:1-21.  Versículo del día: 1 Samuel 3:10.

MEDITACIÓN DIARIA

Dos cosas para resaltar de la lectura y del versículo: la lealtad de Helí para continuar su obra en Samuel. No debió ser fácil para él darse cuenta que el Señor había retirado de su generación el sacerdocio (vv. 11-14), pero aun así, sabía que se le había encomendado al niño Samuel para que lo formara;  y con este llamado al que ya era joven, Dios le confirmó su decisión.
Por otro lado, cuando un niño se instruye desde pequeño en el camino del Señor sabe exactamente por donde transitar: “Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará” (Proverbios 22:6). Samuel fue obediente a su maestro que lo guio y a la vez al llamado del Señor. Todo Israel se dio cuenta que el Señor lo había afirmado como profeta y lo aceptaron como tal. El Señor le siguió hablando y revelando mensajes a Samuel en Silo (vv. 19-21).
Aprendamos la importancia de levantar a nuestros hijos en el temor de Dios y entendamos también que la obra del Señor no se parará, porque tenemos que ser conscientes que muchas veces como padres, maestros o pastores tenemos que menguar para que los que nos siguen crezcan.

Amado Señor: Ante todo como padres o instructores sabemos la responsabilidad que tenemos con las ovejitas que nos has dado para cuidar. Te rogamos nos des la sabiduría necesaria para levantarlos de tal manera que llegue el día donde ellos también estén dispuestos a decirte: ‘Háblame Señor, que tu siervo escucha’. En ese momento Señor, entenderemos que tu labor continúa en los que nos siguen. Gracias porque siempre cumples tu cometido y te encargas de terminar la buena obra empezada. ¡Te alabamos Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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