Entonces el Señor se le acercó y lo llamó de nuevo: ¡Samuel! ¡Samuel! ―Habla, que tu siervo escucha —respondió Samuel.
1 Samuel 3:10.
Lectura: 1 Samuel
3:1-21. Versículo del día: 1 Samuel
3:10.
MEDITACIÓN DIARIA
Dos cosas para resaltar
de la lectura y del versículo: la lealtad de Helí para continuar su obra en
Samuel. No debió ser fácil para él darse cuenta que el Señor había retirado de
su generación el sacerdocio (vv. 11-14), pero aun así, sabía que se le había
encomendado al niño Samuel para que lo formara; y con este llamado al que ya era
joven, Dios le confirmó su decisión.
Por otro lado, cuando un
niño se instruye desde pequeño en el camino del Señor sabe exactamente por
donde transitar: “Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no
lo abandonará” (Proverbios 22:6). Samuel fue obediente a su maestro que lo guio
y a la vez al llamado del Señor. Todo Israel se dio cuenta que el Señor lo
había afirmado como profeta y lo aceptaron como tal. El Señor le siguió hablando
y revelando mensajes a Samuel en Silo (vv. 19-21).
Aprendamos la
importancia de levantar a nuestros hijos en el temor de Dios y entendamos
también que la obra del Señor no se parará, porque tenemos que ser conscientes
que muchas veces como padres, maestros o pastores tenemos que menguar para que
los que nos siguen crezcan.
Amado Señor: Ante todo como
padres o instructores sabemos la responsabilidad que tenemos con las ovejitas que
nos has dado para cuidar. Te rogamos nos des la sabiduría necesaria para
levantarlos de tal manera que llegue el día donde ellos también estén
dispuestos a decirte: ‘Háblame Señor, que tu siervo escucha’. En ese momento
Señor, entenderemos que tu labor continúa en los que nos siguen. Gracias porque
siempre cumples tu cometido y te encargas de terminar la buena obra empezada.
¡Te alabamos Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
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