Pensé: “Los filisteos ya están por atacarme en Guilgal, y ni siquiera he implorado la ayuda del Señor”. Por eso me atreví a ofrecer el holocausto.
1 Samuel 13:12.
Lectura: 1 Samuel
8:1-15. Versículo del día: 1 Samuel 13:12.
MEDITACIÓN DIARIA
Puesto que Saúl pecó al
ofrecer el holocausto que sólo les correspondía hacer a los sacerdotes, Samuel le
advierte que el Señor le quitará el reino (vv. 13b-14). Cuando hacemos las
cosas a nuestra manera creemos que las estamos haciendo bien y nos estamos es
engañando quizá. ‘Pensé”, dice el versículo. ¿Cuántas veces también pensamos y
obramos parecido? Una cosa es pensar o suponer y otra bien distinta, la que es
en realidad. El Señor le mandó a Saúl fue a obedecer no a ofrecer sacrificios. Por
eso le reprende Samuel: “¡Te has portado como un necio! —le replicó Samuel—. No
has cumplido el mandato que te dio el Señor tu Dios” (v. 13a).
La lectura nos sirve
para reflexionar y entender que el Señor siempre busca en nosotros es nuestra
obediencia. El amar a Dios sobre todas las cosas implica ante todo obedecerle; no
es decirle con palabras: ‘sí, sí; pero por dentro no, no’. “¿Qué le agrada más
al Señor: que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios, o que se obedezca lo
que él dice? El obedecer vale más que el sacrificio, y el prestar atención, más
que la grasa de carneros” (1 Samuel 15:22). Los que aparentan obedecerle no le
aman de verdad. “Por la grandeza de tu poder, tus enemigos fingirán obedecerte”
(Salmo 66:12 LBLA). ¿Vamos a actuar como enemigos? Además en el campo que sea,
el pensar o suponer nos pueden dejar muchos contratiempos. Actuemos con cordura
y mucho más en el espiritual. A Dios no lo podemos engañar y el conoce lo que
hay en nuestro corazón.
Amado Señor: No
queremos obrar de acuerdo a nuestra voluntad sino a la tuya. Te rogamos que nos
enseñes a no ponerle tantos peros a tus instrucciones y hacer las cosas a tu
manera, como te agradan. Para Ti las cosas son sencillas: sí y no, sin buscarle
arandelas que nos desvíen de tu camino. Gracias buen Dios por enseñarnos a
través de tu bendita Palabra. ¡Alabamos tu Nombre!
Un abrazo y
bendiciones.
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